Un equipo internacional de astrónomos que utilizó datos de archivo del Telescopio Espacial Hubble, además de otros observatorios espaciales y terrestres, ha descubierto un objeto único en el universo distante que es un vínculo crucial entre las galaxias jóvenes en formación estelar y los primeros agujeros negros supermasivos, según un comunicado de la NASA.
Desde el descubrimiento de la existencia de agujeros negros supermasivos, con masas equivalentes a cientos de millones de soles, al comienzo del universo (solo 700 millones de años después del Big Bang), la comunidad astronómica trató de entender cuál es el proceso que los origina.
Aunque la astrofísica teórica y las simulaciones por computadora predicen la existencia de agujeros negros de rápido crecimiento desde las primeras galaxias, con un gran contenido de polvo y gas junto con una alta actividad de formación de estrellas, nunca antes se han observado en sus primeras etapas, señala el artículo publicado el 13 de abril por los astrofísicos en la revista Nature.
De este modo el objeto GNz7q, el primer agujero negro de rápido crecimiento detectado en el universo primitivo, puede ser el primer ejemplo de un ‘eslabón perdido’ entre las galaxias con estallido estelar y los cuásares muy luminosos, un precursor de los agujeros negros supermasivos que observamos en épocas posteriores.
Los datos de archivo de la cámara del telescopio espacial Hubble ayudaron a determinar que GNz7q existió solo 750 millones de años después del Big Bang. El equipo concluyó que GNz7q es un agujero negro recién formado, ya que una fuente compacta de luz ultravioleta e infrarroja no podría ser causada por la emisión de las galaxias. Pero los datos sí que concuerdan con la radiación esperada de los materiales que caen sobre un agujero negro.
«Nuestro análisis sugiere que GNz7q es el primer ejemplo de un agujero negro de rápido crecimiento en el núcleo polvoriento de una galaxia con estallido estelar en una época cercana al primer agujero negro supermasivo conocido en el universo», explicó Seiji Fujimoto, astrónomo del Instituto Niels Bohr de la Universidad de Copenhague y autor principal del artículo en Nature.
«Las propiedades del objeto en todo el espectro electromagnético están en excelente acuerdo con las predicciones de las simulaciones teóricas», sostuvo.