Quizá el haber ganado un Oscar con su interpretación de Freddie Mercury, le trajo consigo a Rami Malek, la oferta para ser el villano en la nueva película de 007, pero el intérprete, de origen egipcio, puso una condición sobre su personaje antes de aceptar.
En una entrevista con Daily Mirror, Malek detalló qué límites trazó con el director Cary Joji Fukunaga para aceptar el papel: que no estuviera vinculado con ninguna forma de extremismo religioso. Afortunadamente, esa no era la intención del realizador.
«Es un gran personaje y estoy muy emocionado», dijo el actor sobre el desafío que representa para él su trabajo en Bond 25. Y luego continuó con su explicación: «Pero hubo una cosa que hablé con Cary. Le dije: ‘No podemos identificarlo con ningún acto terrorista que refleje una ideología o una religión. Eso no me gustaría, así que si por esa razón soy tu elección, entonces puedes dejar de contar conmigo'».
Malek, de 38 años, nació en Los Ángeles, pero sus padres son inmigrantes egipcios, con lo que el actor no quería perpetuar la imagen del terrorista musulmán o con acento árabe.