Una niña pequeña fue trasladada a un hospital tras sufrir el impacto de una pelota que Albert Almora Jr., de los Cachorros de Chicago, bateó de foul durante el encuentro ante los Astros de Houston.
En la cuarta entrada, Almora conectó un lineazo hacia el graderío, por el lado de la antesala, y la pelota golpeó a la menor. De inmediato, el jardinero central de los Cachorros se llevó las manos a la cabeza y dio un par de pasos hacia las gradas, visiblemente consternado.
Luego, el pelotero se arrodilló cerca del plato, donde lo consolaron Jason Heyward y el manager Joe Maddon.
«Albert es un joven muy emotivo, que tiene niños, así que ello hizo que esto fuera todavía más impactante para él», explicó Maddon. «Entiendo exactamente lo que él vivió ahí».
Almora tardó varios minutos en recuperar la serenidad para continuar con su turno al bate. Varios jugadores de ambos equipos lucieron también conmovidos por el accidente.
Incluso después del encuentro, Almora parecía al borde del llanto. Hizo pausas para describir lo ocurrido. Relató que, en cuanto conectó su batazo, temió que golpearía a alguien.
«Así es la vida. En cuanto le pegué a la bola, esa niña fue la primera persona con la que se cruzó mi mirada», reveló.
Un hombre, que parecía estar con la pequeña, la tomó en brazos y se la llevó escaleras arriba, poco después del golpe. Los Astros no informaron de inmediato sobre el estado de la niña.
Al concluir el encuentro, los Astros emitieron un comunicado en el que informaron que la menor fue llevada a un hospital. Sin embargo, no revelaron más detalles sobre su condición.
«Por ahora, sólo rezo y estoy sin palabras… Soy padre de dos niños… Pero con la voluntad de Dios podré tener una relación con esta niñita por el resto de mi vida», aseguró el beisbolista. «Por ahora son sólo plegarias, eso es todo lo que puedo controlar».
Después del cuarto inning, Almora, quien parecía todavía abatido emocionalmente, se acercó a una empleada de seguridad en la tribuna, cerca de donde estaba sentada la menor. El pelotero y la empleada conversaron y se abrazaron.
Como todos los estadios de las Grandes Ligas, el Minute Maid Park cuenta con una red para proteger a los fanáticos de los pelotazos de foul. Pero por el lado de la tercera base, esa malla sólo llega hasta el punto donde termina el dugout del equipo visitante. Al parecer, la niña estaba sentada en la tercera o cuarta fila, a unos tres metros del lugar donde acaba la red.
En cumplimiento de las recomendaciones emitidas por la oficina del comisionado de las mayores, los 30 clubes expandieron la red protectora desde el comienzo de la temporada 2018. Todas llegan ahora al menos hasta el extremo de la caseta.