Mira a la cámara, provocador. Tiene su bigote característico y la ropa, casi obligatoria, de los cantantes románticos de la época: camisa blanca, traje gris.
«Frente a una copa de vino yo me río de mí. Me da una pena tan grande que me tengo que reír», canta desafiante Luisito Rey, a mediados de los 60. Por aquellos años de gloria no imaginaba que hoy, varias décadas después de su fama efímera, llegaría a convertirse en el villano del momento. Es que, a medida que avanza la narración de Luis Miguel, la serie, se van conociendo las andanzas del padre del llamado Sol de México.
Entonces no faltan los enojos en las redes sociales, las remeras que manifiestan la bronca del público contra su controversial figura, ni los artículos en los medios mexicanos, donde lo señalan como el enemigo público número uno.
Ocurre que, aunque se trata de una recreación, la serie que se actualiza semanalmente está avalada por el propio Luis Miguel, quien cedió los derechos para que se cuente su vida, figura en los créditos como uno de sus productores ejecutivos y se reunió con el hombre detrás de la tira, el superpoderoso realizador británico Mark Burnett.
Entonces, no son pocos los que ven detrás de la enorme producción una suerte de ajuste de cuentas tardío por parte del intérprete de La incondicional, quedesde muy joven cortó todo vínculo con su progenitor. Lo sorprendente es que, para los que más conocen de cerca al cantante, hay algo más: muy a su pesar, no son pocas las coincidencias entre su vida y la de su temible padre.
«Luis Gallego era un cantante andaluz y un virtuoso intérprete de la guitarra, desconocido del gran público en su tierra española. Decidió probar fortuna en el continente americano, pero la escasa relevancia de sus composiciones, su complicado carácter y su afición a los vicios mundanos lo llevaron de fracaso en fracaso. Siempre de la mano del clan de sus inseparables hermanos mayores, emprendió una vida más propia de granujas que de artistas, llena de engaños y más de una acusación de estafa», describe el periodista Javier León Herrera en su reciente libro Luis Miguel. La historia(Aguilar, 2018) que sirvió como base para la ficción televisiva.
Hijo menor de los cantantes de flamenco Rafael Gallego Rey y Matilde Sánchez Repiso, Luis Gallego Sánchez, popularmente conocido como Luisito Rey, nació en la calle Santo Domingo de la ciudad española de Cádiz, en 1945.
«La picaresca y la mentira se instalaron en la vida de Luisito desde el mismo momento que nació y hasta sin querer, su familia no tuvo rubor alguno en reconocer que a pesar de haber nacido un 28 de junio, la fecha falsa que constaría de manera oficial para la posteridad en sus documentos sería la del 2 de julio para verse beneficiados de una ayuda social», apunta León Herrera en su publicación.
Resulta curioso que esa primera, de una larga lista de falsificaciones, sea una de las similitudes que comparte con su hijo mayor. Tal como se reveló en otra biografía del intérprete de Ahora te puedes marchar, el libro Luis mi Rey, la inscripción del nacimiento del propio cantante fue fraguada por el mismísimo Luisito Rey, quien quería a toda costa vender a Luis Miguel como un cantante ciento por ciento mexicano.
Pero eso no es todo. Luisito Rey, tal como su hijo, también fue un cantante que comenzó su carrera siendo un niño prodigio y por presión de sus padres.
Desde muy pequeño deslumbraba por su talento con la guitarra y llegó a ganar algunos concursos radiales en su ciudad natal. Cuando tenía 8 años grabó un disco.
En el caso de Luisito, era su madre Matilde la que insistía en llevarlo a toda costa a la fama. La mujer lo acompañaba a distintos castings y programas radiales con el objeto de que se presentara en distintos lugares y ganar así dinero para sostener a toda la familia.
En uno de aquellos intentos, Luisito cantó en el programa de una popular conductora radial de España, Encarnación Sánchez, quien a la vez le presentó a una promotora de artistas, la argentina Herminia López.
Según publicaron distintos medios españoles, López le hizo a Luisito una oferta tentadora: lo llevaría a Buenos Aires para convertirlo definitivamente en una estrella.
Así fue que, con apenas 9 años, el niño dejó a su familia y viajó a la capital argentina. Pero la ilusión de fama, dinero y éxito en el mundo artístico se rompería pronto.
Según declaró años después el padre de Luis Miguel, su estadía en Buenos Aires fue una auténtica pesadilla: la supuesta promotora de espectáculos no le daba de comer y tampoco enviaba dinero a su familia en España.
Tan grande fue su sufrimiento, que debió huir escondido. «El menor de los Gallego acabó escapándose de la casa donde se alojaba y huyendo del Río de la Plata. Regresó a España como polizón en un barco mercante luego de dos años de una tormentosa relación con Herminia López», informa el libro Luis Miguel. La historia.
Después de una infancia tan difícil, la adolescencia del artista andaluz tampoco sería sencilla.
«Sus hermanos le iniciaron en su devoción por el sexo femenino y fue habitual entre ellos compartir cama y placer a veces con la misma mujer, chisme que el propio Luisito presumía con todo aquel que se le cruzara en sus locas noches de guitarra y parranda», señala el biógrafo de Luis Miguel.
En esa etapa y, según las versiones que dieron los hermanos Gallego en distintas entrevistas posteriores, Luisito no quería hacer el servicio militar, por lo que huyó de su país clandestinamente.
Se instaló en París, mientras la dictadura de Francisco Franco azotaba a su país natal. Allí llevaría adelante una vida bohemia, donde, nuevamente, no faltaron las falsificaciones. Entre la más emblemática de esa época, una involucra al artista plástico Pablo Picasso.
Ocurrió que durante las noches parisinas, Luisito se destacaba con la guitarra. Tanto, que Picasso, que solía verlo en el afamado café Olympia, quedó maravillado.
«Quedó impresionado con la interpretación de su paisano andaluz al grado de decir que era ‘un escalofrío lo que se escuchaba’. La coincidencia con el artista universal fue convenientemente utilizada por Luisito para intentar abrir puertas, incluso llegaba a exhibir un dibujo hecho a trazo de lápiz, donde se veía su silueta junto a la guitarra y abajo la presunta firma de Picasso. Era un dibujo falsificado», reconstruye el biógrafo de Luis Miguel.
Hacia mediados de los ’60 los hermanos de Luisito quisieron impulsar su carrera artística. En medio de negociaciones, intentos fallidos y su hit Frente a una copa de vino, que le dio algo de repercusión, el padre de Luis Miguel continuaba con su vida de fiestas y excesos.
«Sus reuniones sociales, donde no faltaba la paella del mayor de los Gallego y el canto de Luis, abrieron puertas en noches eternas donde el alcohol y las drogas daban paso a continuos amaneceres, incluso en algunos casos a composiciones, porque él decía que la embriaguez lo inspiraba», escribe el periodista León Herrera.
Fue en este período, en el que ya estaba viviendo en Latinoamérica, cuando conoce en Mar del Plata a Marcela Basteri, quien se convertiría en la madre de sus tres hijos. El padre del astro repetiría uno de sus mecanismos a esta altura habituales: la falsificación. Es que, pese al anuncio que hizo en los medios de la época, no se casó con la mujer, a quien presentó, mintiendo, como una «importante actriz italiana».
Tal como puede verse en la recreación de la serie dedicada a narrar la vida de Luis Miguel, a partir de este momento la pareja comienza a llevar una vida nómada, por los distintos conflictos de Luisito Rey con representantes y empresarios a los que estafa. Él utiliza pasaportes falsos, le agrega una «s» a su apellido y viaja bajo el nombre de Luis Miguel Gallegos.
Tienen a los dos hijos más grandes, Luis Miguel y Alejandro, mientras viajan sin un proyecto concreto por Puerto Rico, Estados Unidos, España y México.
«Resulta fácil imaginarse cómo pudieron influir en el crecimiento del niño las constantes fiestas que se organizaban en las diferentes casas por las que fue peregrinando desde su mismo nacimiento y el pesado ambiente en el que se crió, donde había alcohol, drogas y promiscuidad. No debe extrañar por tanto su precocidad en tantas cosas que irán aconteciendo según vayan pasando los años. Hasta que cumplió la mayoría de edad Luis Miguel no fue dueño de su propio destino», afirma el biógrafo de Luis Miguel en su libro.
Cuando Luisito Rey se da cuenta del talento musical que tenía su hijo mayor, al que familiarmente apodaban Micky, creyó encontrar en él la salvación a todos sus problemas financieros. Y comenzó a imponerle al niño un régimen muy duro de ensayos, mediante el que quería, entre otras cosas, quitarle el acento castizo.
En el primer capítulo de la serie de Netflix se puede ver el debut de Luis Miguel sobre el escenario de un cabaret en Ciudad Juárez, México, con apenas 10 años.
Ese sería el comienzo de un largo periplo para el cantante que, como su padre, debió acatar las órdenes familiares sin derecho a hacer ningún tipo de reclamo. El extremo de eso se vio en la sexta entrega de la serie, donde se reveló que Luisito ordenó a su hijo, ya un artista en ascenso,a consumir efedrina para combatir el cansanciode las largas jornadas de grabaciones y shows.
Mientras la carrera de Luis Miguel crecía con presentaciones en distintas partes del mundo y gran repercusión, la interna familiar era cada vez más difícil por la personalidad autoritaria de Luisito, su vida de noches interminables y las recurrentes infidelidades a la madre de sus hijos.
La increíble desaparición de Marcela Basteri, en 1986, no hizo más que sumarle misterioa una historia que hasta el día de hoy no se termina de aclarar.
Según la reconstrucción que realizan las biografías de Luis Miguel, la mujer se separó del padre de sus hijos y se instaló en Italia, donde dio a luz a su tercer niño, Sergio.
«Marcela no aguantó más, desesperada y asustada por el cariz que tomaron las peleas con Luisito, harta de la promiscuidad cada vez más intensa y descarada de su pareja, hundida por la manipulación llena de mentiras de la que era víctima», revela Luis Miguel. La historia.
Esta situación asustó a Luisito Rey, quien sabía que Basteri guardaba muchos secretos que podrían perjudicarlo. Entonces, luego de insistir por mucho tiempo, la citó para que se encontraran en España.
De aquel viaje se tienen pocos datos. Basteri, que entonces tenía 39 años y estaba muy deteriorada físicamente por la dura vida que estaba llevando, se trasladó hasta Madrid y desde allí se habría comunicado con sus familiares italianos por teléfono.
«Después de eso se esfumó. La tierra se la tragó. Desde entonces, más o menos a principios de septiembre de 1986 no hay una sola señal de vida de la mamá de Luis Miguel», revela la biografía del artista.
Ante esta situación misteriosa, primero Luisito Rey eligió mantener silencio. Pero, más adelante, logró instalar ante la prensa la idea de que Basteri se había ido con otro hombre y había abandonado a su familia. Hasta la actualidad, se desconoce su paradero.
ALÉJATE DE MÍ, NO HAY NADA MÁS QUE HABLAR
Tal como se puede ver en los últimos capítulos de la producción de Netflix, la relación de Luisito con su hijo mayor se quebró de manera definitiva cuando el cantante comenzó a despegar artísticamente hacia fines de los años ’80. En particular, cuando llegó a la mayoría de edad y quiso tomar él mismo las riendas de su carrera.
Es que Luis Miguel iba obteniendo, ante cada paso que daba, pistas de los manejos turbios de su padre.
Según la biografía del Sol de México, en 1988 padre e hijo compartieron una de las últimas cenas navideñas en familia. Luego, Luisito intentó aproximarse al artista de distintas maneras, pero no había caso.
Deprimido, se instaló en Barcelona. «Luis Rey alternaba su angustia con nuevos proyectos. Disponía de dinero y también de los fondos desviados de la empresa de Luis Miguel», sostiene León Herrera en su trabajo. En esa época, siguió consumiendo alcohol y drogas, por lo que su cuerpo empezó a dar muestras de debilidad.
«El desquiciamiento constante en el que vivía era una bomba de relojería permanente amenazando su salud. A él no le importaba nada, un día antes de desencadenarse la crisis que acabó con su vida salió con dos prostitutas (…). Seguía bebiendo de manera muy exagerada», detalla Luis Miguel. La historia.
En la madrugada del 30 de noviembre de 1992 el físico de Luisito Rey no resistió una fuerte ingesta de alcohol y cocaína, por lo que debió ser internado.
Luis Miguel, por entonces, estaba en Sudamérica a punto de brindar un show, tal como se puede ver en las primeras escenas de Luis Miguel. La serie.
«Me acaban de llamar de Madrid. Tu padre está en un hospital», le dice su manager. El cantante duda frente a un espejo y sale caminando de su camarín hacia el escenario.
«Micky, te tenés que despedir de tu papá. Si no te vas a arrepentir toda tu vida», insiste el representante.
Entonces el artista sube a escena sin emitir ni una palabra y la multitud lo aplaude. Da media vuelta, reflexiona y, cuando parece que va a arrepentirse, enfrenta al público sonriente y se pone a cantar.
Luisito Rey murió el 10 de diciembre de 1992. Tenía 47 años y había ejercido sobre su hijo una oscura influencia que acompañó al cantante, como una carga, a lo largo de toda su vida. Pero el Sol de México, como en esa escena de la serie, supo reponerse y nunca dejó de brillar.