El departamento de Estado de Estados Unidos ordenó este miércoles a todo el personal no imprescindible que abandone la embajada en Bagdad y el consulado en Erbil, delegaciones diplomáticas en Irak, en un contexto de escalada de tensiones entre Washington e Irán.
Estados Unidos ha incrementado la presión sobre Irán en los últimos días, acusándole de planear ataques «inminentes» en la región y reforzando su presencia militar en el Golfo con el envío de un portaaviones, un escuadrón de bombarderos y un buque de asalto anfibio.
«La habilidad del gobierno de Estados Unidos de proveer servicios de rutina y de emergencia a ciudadanos estadounidenses en Irak es extremadamente limitads», señala un comunicado del departamento de Estado, en el que también se recomienda no viajar a Irak por peligro de «terrorismo, secuestro y conflicto armado».
El domingo la embajada estadounidense en Bagdad ya había pedido a sus ciudadanos que «permanecieran alertas» ante el aumento de tensiones en Irak, mantuvieran un bajo perfil y evitaran los lugares de esparcimiento asociados a estadounidenses.
Las tensiones en alza entre Estados Unidos e Irán están afectando a todo el Medio Oriente, especialmente luego de que el asesor en seguridad nacional del presidente Donald Trump, John Bolton, anunciara a comienzos de mayo el envío del portaaviones USS Abrahm Lincoln al Golfo para enviar un «mensaje claro» a Irán.
Washington justificó la medida alegando haber recibido un informe de inteligencia en el que Teherán llamaba a las guerrillas y grupos terroristas bajo su protección en la región a atacar personal de Estados Unidos y sus intereses.
Pero lo cierto es que ambos países encuentran en medio de una escalada de tensiones desde que en 2018 Trump anunciara el retiro de su país del acuerdo nuclear firmado en 2015 por Irán, citando como razón la expansión de influencia persa en Irak, Siria, el Líbano y Yemen.
El martes incluso el secretario de Defensa de Estados Unidos, Patrick Shanahan, aseguró que su país contempla el despliegue de 120.000 soldados en Medio Oriente en caso de que las tensiones se disparen, un número similar al empleado en 2003 durante la invasión de Irak.
En ese momento Estados Unidos derrotó en poco tiempo a las tropas del ejército iraquí y provocó la caída del dictador Saddam Hussein, pero debió enfrentarse luego a una larga y sangrienta guerra de ocho años contra numerosos grupos insurgentes, algunos de ellos yihadistas, que brotaron en el caos y como resistencia a la presencia estadounidense en el país.