A más de dos décadas del asesinato, catalogado como uno de los crímenes de odio más atroces en la historia reciente de Estados Unidos, John William King, de 44 años, está programado para recibir la inyección letal en Huntsville, Texas, el miércoles 24 de abril.
Los otros dos sujetos convictos en este caso ya recibieron su sentencia. Lawrence Bremer fue ejecutado en 2011 y Shawn Berry paga una condena de cadena perpetua.
En febrero de 2018, la defensa de King había presentado un recurso ante el tribunal del Quinto Circuito de Apelaciones, con sede en Nueva Orleans, alegando que tuvo una mala representación al comienzo del juicio porque su abogado no presentó una coartada en su favor y tampoco intentó declararlo mentalmente incompetente.
En una decisión de 25 páginas, los jueces rechazaron esa apelación y aclararon que, aunque el abogado no lo hubiera representado de forma debida, la pruebas en su contra, y en contra de sus cómplices, eran tan contundentes que igual lo hubiesen condenado a muerte por el crimen.
Los jueces mencionaron, además, que King hacía parte de una pandilla supremacista blanca que quería reclutar a otros para su causa y había hablado abiertamente de secuestrar y asesinar a una persona negra como un acto simbólico.
King, Bremer y Berry fueron hallados culpables del asesinato de Byrd en 1999, un año después del crimen.
La víctima era residente de Jasper, un pequeño poblado ubicado unas 100 millas al noreste de Houston, y la noche del crimen iba caminando por una carretera luego de salir de una fiesta, cuando fue interceptado por sus agresores. En los registros judiciales se indica que primero lo llevaron en la parte trasera de una camioneta, con la excusa de darle un aventón hasta su casa, pero luego lo secuestraron y le dieron una golpiza antes de arrastrarlo.
La muerte, desmembramiento y decapitación de Byrd ocurrió cuando lo estaban arrastrando y el movimiento del vehículo lo lanzó contra un tubo de desagüe al lado de la carretera, indicó un patólogo forense citado en los registros de la corte.
Hasta ese momento, Byrd estaba vivo, protegiendo su cabeza con las manos y brazos y moviéndose de lado a lado para aliviar el dolor, se lee en los testimonios del forense que analizó las heridas del cadáver. “La falta de lesiones en la cabeza de la víctima muestra que trató de protegerse mientras lo arrastraban”.
King y sus compinches dejaron una estela de manchas de sangre, desde donde tiraron los restos de su víctima, hasta un camino forestal. Los investigadores llegaron hasta un matorral donde parecía que había ocurrido una pelea y allí encontraron varios artículos, incluyendo un encendedor que tenía grabadas las palabras «KKK» y «Possum», varias colillas de cigarrillo, una cachucha de béisbol y un botón de la camisa de la víctima, entre otros.
El ADN de King fue encontrado en las colillas de cigarrillo y también se hallaron rastros de sangre de la víctima en algunas de sus prendas de vestir y en la camioneta que usaron esa noche.
Además, estando preso le envió una nota a Brewer, quien también estaba detenido, en la que se leía en parte el siguiente texto: “De verdad hermano, no importa el resultado de todo esto, hicimos historia y moriremos recordados con orgullo, si es necesario… Mucho amor ario, respeto y honor, mi hermano de armas…”.
Con información de Univisión