James sigue pensando igual. No quiere seguir en el Bayern a pesar de que las circunstancias han cambiado en los últimos 15 días. La llegada de Zidane, salvo un giro inesperado, le cierran prácticamente las puertas del Real Madrid. Su situación en el conjunto alemán es distinta desde Navidad hasta aquí. Ahora es titular indiscutible para Kovac. Sin embargo, la eliminación en la Champions ha hecho daño en el seno de la entidad germana, que ya ha empezado la renovación de la plantilla, una renovación en la que, a priori, no parece entrar James.
No hay que olvidar que el Bayern tiene el futuro de James en sus manos. Si decide ejecutar la cláusula de compra, que son 42 millones de euros, el colombiano tendría que seguir en el conjunto bávaro, pero parece muy extraño que no hayan comunicado ya esta decisión. Si realmente cuentas con un futbolista no esperas al último momento para demostrarle su confianza.
De todos modos, una cosa es lo que desea James y otra lo que pueda decidir el Bayern en un mundo como es el del fútbol en lo que se pasa del blanco al negro en una décima de segundo. Quedarse con James a disgusto sería un error y lo saben, pero los últimos mensajes de Rummenigge, cierto que antes de la eliminación europea, era de que contaban con él.
Con el regreso de Zidane alguien podría pensar que James podría recapacitar y decidir que su futuro podría estar en el Bayern, pero no ha sido así. Él espera que el Bayern no le fiche y regresar a la disciplina del Real Madrid. Una vez allí, hablar con Zidane y Florentino. Si no le quieren buscará una salida. La Juve y el Nápoles estarían entre sus preferencias, pero eso queda demasiado lejos a día de hoy.
Ahora quiere centrarse en ganar los títulos que le quedan por jugar con su equipo y esperar que su futuro se aclare lo antes posible. Todo está en manos del Bayern, que en mayo tendrá que anunciar su decisión al respecto.