El Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil condenó al expresidente Jair Bolsonaro a 27 años y tres meses de prisión por su participación en un intento de golpe de Estado tras perder las elecciones de 2022. La sentencia, emitida el 11 de septiembre de 2025, lo convierte en el primer expresidente del país en ser condenado por atentar contra el orden democrático.
Bolsonaro fue hallado culpable de cinco delitos: intento de golpe de Estado, participación en una organización criminal armada, incitación a la violencia, conspiración para asesinar al presidente Luiz Inácio Lula da Silva y deterioro de patrimonio público. La decisión fue respaldada por cuatro de los cinco jueces del STF, mientras que el ministro Luiz Fux votó a favor de absolverlo en algunos cargos, aunque coincidió en condenar a otros implicados.
La defensa del expresidente expresó su “profunda discordancia e indignación” y calificó la condena de “absurdamente excesiva y desproporcionada”, anunciando que apelará la decisión incluso ante tribunales internacionales. Además de Bolsonaro, siete colaboradores cercanos, incluidos exministros y oficiales militares, también fueron condenados, con penas que oscilan entre 2 y 26 años de prisión según su grado de implicación.
La sentencia ha generado tensiones internacionales. El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, calificó la decisión de “caza de brujas” y anunció sanciones económicas, mientras que el gobierno brasileño defendió la independencia del poder judicial. Internamente, la condena ha profundizado la polarización política en Brasil, con sectores que la celebran como un triunfo de la democracia y otros que la consideran un ataque a la libertad política.