La familia del artista Fernando Llort aún recuerda con dolor la remoción del icónico mosaico “Armonía de mi pueblo”, que durante años adornó la fachada de la Catedral Metropolitana de San Salvador. Juan Pablo Llort, hijo del fallecido artista, expresó que nunca se supo por qué la Iglesia o las autoridades de aquel entonces tomaron la decisión de eliminar la obra, considerada una de las más importantes en la trayectoria de su padre.
“Fue una cuestión bastante dolorosa para nosotros como familia, para mi papá… él decía que era como que le hubieran matado un hijo”, relató Juan Pablo, evocando la profunda tristeza que causó el retiro del mural, una creación que tomó más de un año de trabajo a su padre, junto a un equipo de artesanos, artistas y arquitectos locales y extranjeros.
El mosaico, titulado “Armonía de mi pueblo”, fue encargado por la Iglesia Católica como parte de la restauración de la Catedral, cuya reconstrucción tomó alrededor de 50 años, luego de décadas de deterioro por el conflicto armado, un incendio en 1951 y el devastador terremoto de 1986. El mural se convirtió en un símbolo de renacimiento y fue un trabajo profundamente significativo para Llort, quien dedicó la obra a Dios y a la cultura salvadoreña.
Juan Pablo Llort recordó que su padre les enseñó a afrontar el dolor con paz y resignación. “Hicimos la lucha para ver qué se podía hacer… inclusive todavía se podría reconstruir, volverlo a hacer, aunque mi papá ya no está”, agregó. Sin embargo, hasta hoy, la familia Llort nunca recibió una explicación oficial ni de la Iglesia ni del gobierno de entonces.
La familia conserva un archivo titulado “Génesis y apocalipsis de un mosaico”, donde se resume en imágenes y palabras la inspiración, creación y destrucción de aquella obra sin igual, de la que ahora solo queda el recuerdo.