El 13 de marzo de 2016 quedó marcado por uno de los episodios más violentos del país, cuando un grupo de pandilleros acabó brutalmente con la vida de 11 personas, entre ellas tres jornaleros y ocho trabajadores de una empresa de energía eléctrica.
El ataque fue perpetrado con extrema violencia: los delincuentes utilizaron machetes, escopetas y fusiles para ejecutar a las víctimas, quienes fueron sorprendidas mientras realizaban sus labores cotidianas.
Según fuentes policiales, los trabajadores fueron asesinados sin motivo aparente, más allá de encontrarse en el lugar equivocado en el momento equivocado.
El hecho generó consternación nacional y un llamado urgente a reforzar la seguridad en zonas vulnerables ante la amenaza constante de la criminalidad.