Sharon Stone, actriz, de 66 años, sufrió una hemorragia cerebral casi mortal que la dejó con un «1% de posibilidades de sobrevivir» en 2001 y, aunque tocó fondo en aquel momento, con el divorcio de su marido Phil Bronstein durante la recuperación, espera servir de inspiración a los demás cuando vean lo lejos que ha llegado.
En su intervención como anfitriona del Concierto de la Colección de Vestidos Rojos de la Asociación Americana del Corazón (AHA), declaró a la revista PEOPLE: «Salí del hospital sin el 18% de mi masa corporal, arrastrando el pie derecho, incapaz de escribir mi nombre. Ahora estoy aquí presentando este baile sobre dos pies y tacones de cinco pulgadas, y puedo hacerlo, y lo he conseguido, y tú también puedes. Quiero decirle a la gente: ‘Tú puedes’. Y quiero que me miren y sepan que tenía un marido que se estaba divorciando de mí, con todo el mundo luchando por quedarse con todo, con el banco, que se había quedado con 18 millones de dólares de todos los ahorros de mi vida. No tenía nada. No tenía dinero. Ni carrera. Estaba en la indigencia, con un 1% de posibilidades de sobrevivir».
La estrella de ‘Bajos Instintos’ criticó la falta de cuidados posteriores a su ingreso y admitió que le preocupa que los programas de rehabilitación sean aún peores ahora.
Dijo: «Cuando me ocurrió, no había ningún programa que me ayudara a volver a caminar. No había ningún programa que me ayudara a dejar de tartamudear. No había ningún tipo de asistencia postoperatoria y, desde luego, las compañías de seguros nos jodieron a diestro y siniestro, y no había ningún seguro que me ayudara. No había nada. Y estoy segura de que probablemente ahora haya aún menos».
La actriz de ‘Casino’ afirmó que se quedó «sola durante tres días» tumbada en el suelo cuando cayó enferma por primera vez, por lo que instó a la gente a ser consciente de los síntomas del ictus y a confiar en sus instintos.
Dijo: «Si se te cae la cara o se te entumece, si sientes el brazo raro o entumecido, si hablas raro, si dices algo y no es lo que querías decir o si se te arrastra el habla, no tienes tiempo, llama a una ambulancia. No preguntes a tus amigos. No le preguntes a tu marido o a otra persona: ‘¿Qué crees que debería hacer?’ Llama al 911, sin hacer preguntas. Llamé a gente. Me colgaron, me dejaron en el suelo, no me ayudaron. Estuve tres días sola en el suelo. Consigue una ambulancia y ve al hospital. Camina hacia el tráfico que se aproxima y agita los brazos. No vaciles».