Asediada por las llamas desde hace casi una semana, Los Ángeles ve cómo el número de víctimas mortales aumenta: el balance de víctimas mortales se elevó a al menos 16 personas, mientras más de 150.000 residentes se han visto obligados a evacuar.
Pese a que dos incendios fueron controlados, cuatro focos de fuego siguen activos. Las llamas ya han destruido 12.000 estructuras y 35.000 casas y negocios se encuentran sin electricidad.
Equipos de rescate, apoyados por perros rastreadores, continúan este domingo 12 de enero revisando los escombros en busca de cuerpos o restos humanos, ante reportes de más de una decena de desaparecidos. Las autoridades advierten que la cifra de víctimas mortales podría aumentar.
Los incendios han devastado más de 150 kilómetros cuadrados. Además de las vidas perdidas, decenas de miles de personas han tenido que abandonar sus hogares.
“Es devastador (…) Todos nuestros amigos, mis mejores amigos, han perdido sus casas, al igual que nosotros”, comentó con tristeza a AFP Dara Danton, residente desde hace 25 años en el exclusivo barrio de Pacific Palisades, el primero en arder desde el pasado martes 7 de enero.
A pesar de los esfuerzos de miles de bomberos que luchan contra las llamas, el «Palisades Fire», el incendio más grande de todos, avanzó el sábado 11 de enero hacia el noroeste de Los Ángeles. Ahora amenaza el densamente poblado Valle de San Fernando y el Museo Getty, que alberga obras de arte invaluables.
Aunque los bomberos se beneficiaron de una disminución de los vientos en los últimos días, se prevé que las ráfagas vuelvan a intensificarse este domingo, lo que aumentaría la propagación de las llamas.
“Estos vientos, combinados con un aire seco y una vegetación igualmente seca, mantendrán la amenaza de incendios en el condado de Los Ángeles en un nivel alto”, advirtió Anthony Marrone, jefe de bomberos del condado.
Las autoridades bajo las llamas de las críticas
La ciudad de Los Ángeles revive escenas que no experimentaba desde la pandemia del Covid-19: sus famosos congestionamientos han desaparecido, y muchos habitantes que se atreven a salir usan mascarillas para protegerse del aire contaminado por el humo tóxico.
Cada vez más residentes cuestionan la gestión de las autoridades, especialmente porque los bomberos se han encontrado con bocas de incendio sin agua o con presión insuficiente.
La alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, muy criticada, aseguró que todos los servicios municipales están “trabajando de manera coordinada”. Sin embargo, la jefa de bomberos de la ciudad señaló que el presupuesto asignado a su departamento es insuficiente.
Por su parte, el gobernador demócrata de California, Gavin Newsom, solicitó “una revisión independiente completa” de los servicios de distribución de agua de la ciudad.
“Nuestra ciudad nos ha fallado por completo”, declaró Nicole Perri, otra residente de Pacific Palisades que perdió su casa.
Mientras tanto, los evacuados enfrentan un desafío adicional: la vertiginosa subida de los precios de alquiler. El sábado, el fiscal general del estado recordó que el aumento artificial de precios es un “delito que puede conllevar un año de prisión y multas de hasta 10.000 dólares”.
Los costos en pérdidas se estiman en decenas de miles de millones de dólares y algunos expertos temen que estos incendios sean los más costosos jamás registrados.
Además, ante los saqueos reportados en las zonas afectadas o evacuadas, las autoridades implementaron un toque de queda desde el viernes en las áreas más devastadas, como Pacific Palisades y Altadena.
Incendios de origen desconocido con el cambio climático como factor evidente
La investigación para determinar las causas de los múltiples incendios sigue en curso con la participación del FBI, informó el sábado el sheriff del condado de Los Ángeles, Robert Luna. “No descartaremos ninguna pista”, aseguró. “Si se trata de un acto criminal – no estoy diciendo que sea el caso -, debemos encontrar a los responsables”.
Los vientos cálidos y secos de Santa Ana, que han avivado estos incendios, son un fenómeno característico del otoño e invierno en California. Sin embargo, esta vez han alcanzado una intensidad sin precedentes desde 2011, con ráfagas de hasta 160 km/h esta semana. Esto ha permitido que las brasas se propaguen rápidamente, a menudo a kilómetros de distancia.
El escenario es especialmente crítico para los bomberos, ya que California está saliendo de dos años lluviosos que favorecieron el crecimiento de la vegetación; ahora seca tras ocho meses de precipitaciones casi inexistentes.
Los científicos recuerdan constantemente que el cambio climático aumenta la frecuencia y severidad de los fenómenos meteorológicos extremos.