Mon Laferte es una de las artistas femeninas más importantes de la música contemporánea, pues además de tener un repertorio muy amplio de canciones que describen a la perfección los distintos sentimientos humanos, también se ha consolidado como una referente en la lucha feminista ya que a través de sus apariciones públicas se ha posicionado en contra de la violencia de género, apoyando el movimiento desde su trinchera.
Aunque la cantante chilena opta por mantener su vida personal alejada del ojo público, en una emotiva entrevista concedida al reconocido periodista chileno Julio César Rodríguez en el programa “Podemos Hablar”, Mon Laferte ofreció un testimonio que dejó a su audiencia sin palabras, siendo una posible explicación de por qué la lucha feminista y la violencia estructural la atraviesan de manera directa.
Durante la conversación, que se transmitió el pasado viernes 29 de noviembre, Mon Laferte compartió detalles profundamente personales sobre su infancia y una relación abusiva que vivió durante su adolescencia, misma que la dejó marcada de por vida hasta tal punto de ser un tema muy complicado para ella, por lo que sus fans reconocieron su valentía para hacerlo público a pesar del dolor que le ocasiona.
Mon Laferte confiesa haber estado en una relación abusiva durante la adolescencia
Y es que la cantante de 41 años ha cautivado al público con su potente voz y su sinceridad en las letras de sus canciones, pero en esta entrevista dejó de lado su paso por la música para hablar, por primera vez, del abuso que vivió durante su adolescencia, rompiendo el silencio sobre esta etapa difícil de su vida. Aunque no brindó detalles explícitos, dejó claro que la experiencia la marcó profundamente.
Este es un tema que cuesta mucho hablar… Yo tenía 13 y él 34. Yo le tenía miedo a esta persona, tomó control de mi vida, se volvió mi manager de alguna manera […] Me dijo, ‘te voy a salvar, porque Dios me puso en tu camino’. Él ocupó las herramientas que tenía en su momento y yo caí porque era una niña, declaró Mon Laferte durante la entrevista.
La cantante chilena evidenció que esta relación estuvo marcada por la manipulación emocional y la clara diferencia de edad entre esa persona y ella. De la misma forma, admitió que durante varios años buscó justificar las violencias de su relación debido a las carencias emocionales que arrastraba desde pequeña, pero tiempo después aceptó que la responsabilidad no era suya y pudo ver que su abusador usó su vulnerabilidad para aprovecharse de ella.
Tras años marcados por el dolor y la autocrítica, Mon Laferte ha logrado encontrar la valentía necesaria para enfrentar y compartir uno de los episodios más oscuros de su vida y enfatizó la relevancia de comprender las dinámicas de manipulación que suelen caracterizar a las relaciones abusivas, particularmente cuando la víctima es joven y vulnerable. Igualmente, subrayó que, en muchos casos, la inmadurez emocional y la falta de apoyo dificultan identificar el abuso y pedir ayuda a tiempo.
Él abusó de mí… tuve mucha fortaleza y ahora lo reconozco, pero durante muchos años me castigué por haber permitido esta relación, destacó la cantante.
El arte como una forma de expresión, según Mon Laferte
A pesar de la oscuridad que marcó su adolescencia, Mon Laferte también reflexionó con gratitud sobre su infancia en Viña del Mar, Chile, recordando cómo a pesar de las carencias económicas y las dificultades laborales que enfrentaba su mamá, ella tiene recuerdos hermosos en donde el arte siempre fue una parte esencial de su vida:
Había muchas necesidades económicas, pero había creatividad… El no tener hace que te inventes cosas para salir adelante. Mi madre trabajaba cuidando niños y a veces trabajaba atendiendo en restaurantes, recordó durante la entrevista.
Fue así como desde que alcanzó la fama, Mon Laferte no ha dejado de utilizar su plataforma para visibilizar problemáticas sociales. Sus canciones, cargadas de mensajes políticos y personales, la han convertido en un símbolo de resistencia y empoderamiento. Canciones como “Tu falta de querer” y “Plata ta tá” han servido como un medio para denunciar injusticias y compartir historias que muchas personas llaman por miedo o estigmatización.