El actor de ‘El Padrino’, de 84 años, recurrió al alcohol para hacer frente a la fama mundial, pero lleva décadas sobrio tras dejar el hábito en 1977, después de que empezara a sufrir desmayos tras sus borracheras.
Ahora ha declarado a CBS News: «El alcohol es un depresivo, literalmente te hunde. (Mi forma de beber) empeoró un poco durante un tiempo. Fue realmente terrible. Pero al final, gracias a Dios, lo logré».
Al ha pasado las décadas transcurridas desde que dejó la bebida sumergiéndose en su trabajo, y afirma que ahora está más ocupado que nunca a pesar de su edad.
Y añadió: «Me gusta sentarme en el sofá. Pero sigo trabajando. Tengo seis películas. Pequeños papeles, por supuesto. Y aún no se han estrenado».
A pesar de que el actor es un icono de Hollywood, dijo que se siente alienado por Tinseltown.
Y afirmó sobre no ser un «tipo de Los Ángeles»: «No. No lo creo. Sigo hablando inglés. En Los Ángeles hablan Hollywood».
Al también dijo que encontrar la fama en el cine no significaba nada para él comparado con su amor por el teatro.
Y señaló sobre su sensación de enorme subidón al pisar las tablas de Broadway: «Nunca haré otra cosa que no sea esto. Lo he encontrado. No me importa lo que me pase, si tengo éxito, si no lo tengo… no importaba. Tenía esto».
Al cuenta en sus próximas memorias ‘Sonny Boy’ cómo su amor por el teatro eclipsó al dinero: «Quizá pueda comer o no comeré. Quizá tenga dinero o no lo tenga. Quizá me haga famoso. Tal vez no. No importa».
El actor añadió a la CBS sobre su época en el teatro – que le llevó a ser visto por el director de ‘El Padrino’, Francis Ford Coppola, y a formar parte del reparto de la película: «No importaba. Esa es la libertad. Éste era mi sitio».