Una mujer miembro de la pandilla MS-13 fue sentenciada el martes a 50 años en una prisión federal de Estados Unidos, por el papel que desempeñó en atraer a cuatro jóvenes para que fueran asesinados por más de una decena de miembros de la violenta pandilla transnacional en los suburbios de la ciudad de Nueva York.
Leniz Escobar fue una «figura importante» en prácticamente todos los pasos de la matanza ocurrida en abril de 2017, cuando ayudó «voluntaria y entusiastamente» a planear y llevar a cabo los hechos.
Miembros de la pandilla armados con machetes, cuchillos y ramas de árboles emboscaron a las víctimas en un parque de Long Island, declaró el juez federal Joseph Bianco al dictar su sentencia en el tribunal federal de Central Islip.
La joven de 24 años, a quien los miembros de la MS-13 conocían con el sobrenombre de «Diablita», fue declarada culpable en 2022 de un cargo de crimen organizado y de cuatro cargos de asesinato como parte de un acto de delincuencia organizada.
Escobar dijo en el tribunal que todos los días le recuerdan el dolor que ha causado.
«Todo lo que puedo hacer es lastimar», dijo entre lágrimas. «Cada respiración me recuerda que ellos no están aquí y que sus familias sufren. Si pudiera cambiar de lugar con ellos y quitarles ese dolor, lo haría».
Sin embargo, los padres y otros familiares de las víctimas que hablaron en la corte no se mostraron conmovidos.
Bertha Ullaguari, la madre de Jorge Tigre, quien tenía 18 años cuando fue asesinado, dijo que Escobar no merecía una sentencia de 50 o 60 años en prisión, sino que merecía la pena de muerte.
Jason Tigre dijo que su hermano mayor era su mentor y que estaba emocionado de graduarse de la escuela secundaria e ir a la universidad hasta que le arrebataron la vida.
Señaló entre lágrimas que ahora está solo y trata de ser fuerte por él. Añadió que es algo que no debió pasar, pero que ocurrió por culpa de Escobar.
El abogado de Escobar había pedido una sentencia máxima de 32 años tras las rejas, señalando que ella recién cumplía 18 años en ese momento y ya había sido objeto de violencia, abuso sexual, explotación y trata de personas.
«Desde el momento de su nacimiento hasta abril de 2017, había llevado una vida horrible, terrible», dijo el abogado Jesse Siegel. «Los mejores años de su vida han sido los últimos siete años bajo custodia».
La génesis de la violencia irracional de los pandilleros no tiene nada que ver con la pobreza, exclusión social, maltrato,abuso, etc. Es simplemente un impulso obsesivo innato de dañar al prójimo sin un motivo personal.