La OMS declaró en julio que los polvos de talco eran potencialmente cancerígenos. Una situación que llevó a muchas mujeres a denunciar a la empresa Johnson & Johnson (J&J) por la supuesta presencia de componentes cancerígenos en sus polvos de talco, el aumento de cáncer de ovario fue clave. La polémica y pelea en juicios fue tal, que la compañía tuvo que suspender la venta de este producto en todo el mundo.
Y ahora es otra firma cosmética, AVON en este caso, la que se declara en bancarrota por un producto similar. Su deuda llegaría a los 300 millones de dólares, 225 para defenderse en los diferentes juicios a los que se enfrenta.
Natura &Co., el conglomerado brasileño propietario de Avon, anunció que su subsidiaria Avon Products, Inc. (API) ha iniciado un proceso de protección bajo el Capítulo 11 de la Ley de Quiebras de Estados Unidos, que busca gestionar deudas y pasivos preexistentes, afecta exclusivamente a API y a otras subsidiarias no operacionales en el mercado estadounidense.
Precisamente el Capítulo 11 de la ley de quiebra está diseñado para permitir a las empresas con grandes dificultades financieras reestructurar sus deudas y continuar sus operaciones fuera de Estados Unidos, lo que parece que no afectará a otros
Avon dejó de vender en Norteamérica en el año 2016, pero sigue operando como holding fuera del país. El grupo brasileño Natura & Co, que adquirió Avon en 2020 y es el mayor acreedor de la compañía, expresó su confianza en la marca y ha anunciado un compromiso para financiar con 43 millones de dólares como deudor en posesión, lo que proporcionará liquidez suficiente para financiar las obligaciones de API (Avon) durante el proceso.