Sin duda, el amor de una madre hacia sus hijos tiene una gran poder que no hay obstáculo que lo impida. Sin embargo, Reyna Batres Torres, una madre soltera de tres hijos, de unos 40 años, todo lo atribuye al poder de Dios.
Ella se echó al hombro la cruz de lidiar con su segunda hija desde su nacimiento, por presentar una parálisis que le impidió tener movilidad en sus extremidades inferiores, pero lo cual realiza con mucho gusto y no lo considera un sacrificio, sino una expresión de amor y agradecimiento a Dios.
Así lo manifestó durante la entrevista multiplataforma de Orbita fm, que conduce el periodista Julio Rodríguez, donde además dijo que con dolor de su alma tuvo que desprenderse de su primera hija, Verónica Janeth Batres, a quién dejó con su madre, es decir, la abuela materna, para dedicarse a atender a Andrea Guadalupe Batres, para quien los médicos solo le vaticinaban unos días de vida por la enfermedad que presentaba desde que nació.
Esta mujer de condición humilde y de escasos recursos económicos puso la vida de Andrea Guadalupe en manos de Dios y comenzó su lucha, pese a lo dicho pos los doctores que la atendieron, ella depositó su confianza y fe en Dios, y ahora agradece la obra del Señor, porque su hija ya cumplió 15 años y estudia noveno grado en el Centro Escolar Católico Fe y Alegría en la zona de El Coro, cerca del La Chacra, en el sector sur-oriente de la capital, donde además estudia su tercer hijo, Fredy Alexis Alvarado Batres, de 11 años.
Reyna Batres lucha con su hija Andrea Guadalupe, empujándola desde su humilde champa de láminas en la comunidad marginal “15 de marzo”, en el sector de La Chacra, en una silla de ruedas para llevarla a consultas, terapias y a la escuela. El lugar donde residen es de difícil acceso, pues hay muchas gradas y el camino es bastante pedregoso, relató durante la entrevista.
Cuenta que durante el invierno su recorrido se vuelve más difícil y tiene que “hacer malabares”, para salir del lugar, pues tienen que empujar la silla de ruedas (junto con su hijo Fredy Alexis) en medio de las correntadas de agua, para que hijo enferma no falte a clases. Andrea Guadalupe tiene en mente que si Dios le presta vida y logra terminar sus estudios piensa convertirse en médico.
Para sostener su hogar y atender a su hija que sufre de parálisis, esta mujer luchadora se dedica a la venta de pan dulce y a realizar trabajos de lavar y planchar.
Sin duda, en esta historia se cumple, el adagio de “cuando se quiere se puede, sin importar la discapacidad o esfuerzo para salir adelante”.
https://www.youtube.com/watch?v=jI7F0l0Bf4w