Por: Alejo Carbajal
Que suerte tienen los muertos ya no deben nada, todo lo que disfrutaron se fue con el pasar del tiempo, no tienen gastos, no les cortan el agua, ni la luz, tampoco el internet, no pagan facturas, ni recibos. Los cobradores del banco y los prestamistas se ven frustrados porque no los pueden seguir al inframundo.
Al no ser víctimas del consumismo, los difuntos dejan de estar zombificados por las redes sociales, no tienen facebook que actualizar, ni suben fotos a su instagram, dejan de preocuparse por el número de likes, no tienen que estar pendientes de los últimos avances en la telefonía móvil y no se desquician cuando se les termina su plan de datos.
Los difuntos, se vuelven ciudadanos responsables, ya no le echan la culpa al gobierno de sus desgracias, ya no es motivo de sus sinsabores la oligarquía, o el partido contrario, o el país entero, o Donald Trump; ya no tienen reproches para sus padres, ni entran en disputas irrelevantes con el vecino (a verse visto jamás a un muerto discutiendo con otro en el cementerio). Hasta ahora asumen su responsabilidad.
Son afortunados los cadáveres, ya no les duele nada, no toman pastillas, dejaron de visitar al médico, olvidaron de quejarse, ahora están más saludables que nunca, no se preocupan por trabajar, tampoco por el tráfico, y los precios de la gasolina ya no son un problema, se acabaron las discusiones con sus parejas, no se ven perturbados por sus celos, están absueltos del pecado de la envidia. Ya enterrados carecen de orgullo y egolatrías, están bien humilditos descomponiéndose o fueron incinerados para formar parte del éter, ahora están libres de su neurosis para vivir en armonía con el universo.
Cuando esté tendido de largo a largo y digan que yo estoy muerto, por favor escuchen atentamente sí mi corazón está latiendo y tómenme bien el pulso, también verifiquen que no esté respirando, y revisen mis pupilas con una linterna, pellízquenme y frótenme con fuerza el esternón, asegúrense que estoy bien muerto, porque aunque con problemas ¡quiero seguir viviendo!.
es increible que habiendo tantos temas importantes para los salvadorenos alguien escriba=algo que no se entiende ni que quiere dar a entender el que lo escribio deberian aprovechar estos maravillosos espacios para cosas importantes para los lectores como por ejemplo enumerar los problemas que quejan a la poblacion los principales retos de los jovenes las alternativas que se presentan para salir del sub desarrollo pero estos temas verdaderamente es solo por pasar el tiempo o deberian estar en la parte de humor o algo asi sinceramente algo descabellado .
El tema de la vida y la muerte son universales en la literatura , el mensaje al final es una reflexión sobre la misma existencia del ser humano.
La mayoría de personas desperdicia su vida en problemas banales y se olvidan de vivir. ¡¡¡Buena reflexión¡¡¡
Excelente artículo para valorar el mayor tesoro que recibimos a diario … la vida !!! y es que inmersos en la problemática de lo cotidiano nos olvidamos de agradecer al Hacedor por la mayor dádiva que tenemos los que estamos leyendo esto … al menos hasta ahora, mañana no sabemos… Gracias al escritor, Felicidades!!!