Primer partido de la cuenta atrás para la despedida de Xavi, después del anuncio del técnico de su marcha a final de temporada, y victoria innegociable. Vitor Roque marcó un gol providencial que puso por delante al Barcelona cuando el encuentro ante Osasuna presentaba un guion que ya habíamos visto otros días en Montjuïc, pero con distinto visitante. El Barcelona había salido al trote, sin ritmo, había regalado el primer tiempo y se vio obligado a jugar contra el reloj en el segundo. En este escenario salió al rescate el fichaje de invierno para comenzar a asegurar tres puntos imprescindibles para salvar los muebles de la Liga.
Rápidamente, se vio que Xavi no quería hacer concesiones y salió con el once más titular posible, a la vista de las circunstancias. Y, también rápidamente, se vio que este equipo no está para demasiadas alegrías. Puede haber habido asado motivacional en Can Lewandowski, pero el equipo mostró la misma apatía de muchas primeras partes esta temporada. Y, además, no cambió la mala suerte con las lesiones.
El Barcelona eludió el frecuente gol en contra en los primeros minutos, pero aun así no se libró de un percance madrugador. Una nueva lesión de isquiotibiales, de Ferran Torres, a los cuatro minutos. Lempainen se está haciendo de oro. El delantero valenciano ocupaba el extremo izquierdo, o la punta izquierda del cuadrado, como prefieran. No tuvo tiempo de seguir explotando su gran momento y fue sustituido por Fermín, que contribuyó a llenar el centro del campo y fue de los azulgranas más activos. Cuando la tocaba él el juego aceleraba y de pronto se veía alguna intención.
Muy preocupado por reducir espacios y priorizando la consistencia como bloque, Osasuna no engañó: defensa de cinco, tres medios, Budimir arriba como referencia y Arnaiz a su lado, con más movilidad. Aunque los navarros apenas generaban, al Barcelona le costaba crear juego y llegar con peligro. La novedad que introdujo Xavi fue avanzar la posición de Gündogan, para darle protagonismo en el último tramo del campo. Así, se quedó Pedri más retrasado, junto a Frenkie de Jong. Pocas ocasiones reales en el primer tramo de partido, más allá de acercamientos al área, algunos centros buscando el cabezazo de Lewandowski, un cabezazo de Koundé a la salida de un córner o un chut lejano de Fermín. E incluso menos transiciones peligrosas de los navarros, aunque Budimir tuvo su ocasión en un córner, al aparecer solo en el área pequeña. Se encontró con el balón y no remató bien.
Sin ocasiones y, lo que es más grave, sin ritmo ni energía, más allá de los escarceos de Lamine Yamal por su banda, el Barcelona dilapidó los primeros cuarenta y cinco minutos. Y no está el patio como para muchas concesiones.
Así, era necesaria una reacción, un día más, en la segunda parte. Vitor Roque salió a calentar de inicio, mientras en el césped Koundé hacía el primer disparo entre palos nada más empezar y Gündogan se activaba con un par de pases filtrados a Lamine o Fermín. Pequeños brotes verdes que, sin embargo, no tenían continuidad.
Con Osasuna cada vez más cerrado en su parcela, Xavi hizo el más sorprendente de los cambios: Fermín, sustituto de Ferran, fue el elegido para dejar su sitio a Vitor Roque. Tal vez Fermín en la segunda parte se había mostrado impreciso, es cierto, pero no les menos que había sido de los pocos que habían insuflado un soplo de vida a un equipo sin alma. Con todo, el cambio le salió bien al técnico: en su primera intervención el brasileño marcó por fin su primer gol como barcelonista.
Al partido le faltaba una chispa para encenderse y la puso una jugada colectiva de prácticamente todo el equipo azulgrana cuyo desenlace fue iniciado por Lamine, que dio un balón a Frenkie de Jong para que el tulipán abriese sobre la subida de Cancelo. El centro de portugués fue cabeceado en el primer palo por Vitor Roque a gol.