Katy Perry culminó este fin de semana su extensa y exitosa residencia musical de Las Vegas, llamada ‘Play’, pero no parece que la estrella del pop se vaya a tomar un largo descanso una vez finalizado su espectáculo. Y es que, cuando bajó el telón, la artista se despidió de sus incondicionales con un mensaje impreso en la cortina: «Nos vemos en 2024».
La diva californiana, cuyo último disco, ‘Smile’, llegó a las tiendas en 2020, ya estaría enfrascada en los preparativos de su próximo trabajo discográfico, que podría salir dentro de sólo unos meses. Ese álbum estaba claramente inspirado en su primera experiencia en la maternidad: Perry dio a luz a su primera hija, Daisy Dove, en agosto de ese mismo año, y ahora se rumorea que sus nuevas canciones también se verán impregnadas de esa alegría que exuda como madre.
Tanto es así, que la propia artista quiso rendir homenaje a su pequeña, fruto de su sólida relación sentimental con el actor Orlando Bloom, en su último espectáculo en la ciudad del pecado. El nacimiento de Daisy le cambió la vida, su perspectiva del mundo y, asimismo, sus fuentes de inspiración creativa. «Creé este show tras el nacimiento de mi hija. Cuando la conocí, es como si todo el amor que tanto deseaba finalmente se presentara ante mí. Me completó, me curó y me enseñó a actuar otra vez», explicó.
Preguntada sobre su futuro en los escenarios, la propia Katy admitía el año pasado que estaba deseando salir de gira con Daisy, para que se fuera acostumbrando a todo lo que implica ser la hija de una estrella del pop. Pero esa noche de su despedida de Las Vegas, Katy no dudó en sacar al escenario a la niña, con la que protagonizó un tierno dueto al ritmo de su sencillo de 2008 ‘Hot n Cold’. «¡Daisy! ¡Te quiero mucho! Eres mi mejor amiga, me encanta que estés aquí», se dirigía a ella con emoción.
