La estrella televisiva está esperando su primer hijo con el batería de Blink-182. Por norma general, a ella le encanta estar embarazada y se siente en plena forma, pero en esta ocasión, a diferencia de lo que ocurrió con sus tres hijos mayores, se ha visto obligada a limitar de forma considerable su actividad física.
«Esta vez, a diferencia de las tres anteriores, me ha controlado un grupo diferente de médicos que me pusieron muchas restricciones durante los primeros meses. Nada de entrenamientos, nada de pilates, nada de cafeína, nada de vuelos. Incluso nada de sexo», ha explicado en una entrevista con Vanity Fair Italia.
Resulta irónico que algo que deseaba tanto como tener su primer hijo en común con Travis haya afectado a su vida amorosa, porque la pareja es conocida por dedicarse todo tipo de muestras de afecto en público, que a menudo incomodan a sus allegados, y dar rienda suelta a su pasión en cualquier lugar.
Tanto control tuvo un efecto perturbador en Kourtney, que se pasó los primeros meses de su embarazo asustada. Cuando por fin estaba empezando a recuperarse del susto, tuvo que someterse a una «cirugía fetal urgente» que «salvó» la vida del bebé que espera.
«Ahora hablo con el niño todos los días, tengo una mentalidad positiva, mi cabeza está despejada y rezo mucho», ha añadido.
