Timothy Trun estaba a punto de sentarse con un grupo de amigos en una cena de despedida. Pero la policía llegó a la casa en la que se encontraban y de inmiediato les pidió evacuar. El volcán Kilauea en Hawaii había erupcionado y su lava comenzaba a correr por la isla.
«Fue realmente terrible», contó al canal de noticias CNN. «Los policías llegaron, nos pidieron irnos y todo cambió en un instante. Tuvimos cinco minutos para empacar con lo que pensabas que ibas a necesitar y salir».
A Ellie Garnett le ocurrió lo mismo. Y ahora ella se lamenta pues no pudo hacer un segundo viaje para rescatar a sus cuatro perros y a su gata Scarlet. «Son como mis hijos. Debí haberlos tomado a ellos primeros», contó a la web USA Today. Ahora solo espera poder volver a su casa lo más pronto que permitan las autoridades.
Asegura haber sentido «mucho miedo» al saber que la lava llegó a una zona cercana de la casa en la que ha vivido desde 1999.
El mismo jueves, unos 700 edificios y 1,700 personas fueron ordenadas a evacuar mientras las corrientes de lava del Kilauea serpenteaban en los bosques. El gobernador David Ige declaró entonces el estado de emergencia y movilizó a las tropas de la Guardia Nacional por el archipiélago para alertar a los ciudadanos.
El viernes, los medios hablaban de decenas de temblores que se sintieron en la isla. Pero dos de ellos fueron los que la sacudieron con más fuerza, el mayor con una magnitud de 6.9 en la escala de Richter y con epicentro en la misma zona en la que ocurrió otro mortal en 1975 y que dejó al menos dos muertos y 28 heridos.
Y además de la lava, la Agencia de Geología de Estados Unidos (USGS) informó sobre la aparición de grietas en las vías con emanaciones de vapores calientes, así como penachos de ceniza y fuertes olores que se esparcían por el archipiélago.
El sábado por la noche, el USGS en su reporte hablaba de al menos dos nuevas fisuras y nuevos derrames de lava menores. Y para entonces calculaban que en los dos días anteriores habían vivido unos 152 temblores de magnitud 2 y y 22 de magnitud 3.
Los evacuados se han refugiado en el centro Red Cross. Los medios locales aseguran que hay unas 100 personas en él. Pero las autoridades han informado de que muchos decidieron no salir de sus casas.
Sammy Walton, otro de los evacuados, contó a USA Today que no tiene apuro por volver a su casa. Se encuentra con su esposa y su perro Sugar en este refugio que asegura está bien dotado con agua y comida para ellos y su mascota. «Ya sabíamos del volcán cuando nos mudamos. Es parte de vivir en Hawaii», dijo.
El alcalde del condado de Hawaii, Harry Kim, dijo que pronto estaría dispuesto a permitir que paulatinamente las personas pudieran regresar a sus casas a buscar lo que necesiten. Todo dependerá del nivel de los gases tóxicos que se sienta en cada zona, pues su inhalación podría ser mortal.