Las autoridades de Nueva Zelanda han anunciado este miércoles la incautación de cerca de 3,2 toneladas de cocaína flotando a la deriva en el océano Pacífico y han recalcado que se trata de «un gran golpe financiero para los productores sudamericanos a través de los distribuidores» de este envío de droga.
Nueva Zelanda ha indicado que la operación ‘Hydros’ ha permitido recuperar 81 paquetes de droga flotando en el océano, sin dar detalles sobre cómo fue localizada, antes de agregar que un barco de la Armada los ha trasladado en un viaje de seis días hasta llegar a puerto, donde serán destruidos.
El jefe de la Policía neozelandesa, Andrew Coster, ha manifestado que, dado el volumen de droga incautada, es probable que estuviera destinada al mercado australiano, antes de destacar que «se trata de una de las mayores incautaciones de drogas por parte de las autoridades de este país».
«Si bien esto altera las operaciones de la mafia, seguimos atentos, dado lo lejos que sabemos que pueden llegar estos grupos para evitar la atención de las agencias de seguridad», ha apuntado Coster, según un comunicado conjunto publicado por la Policía y el Servicio de Aduanas de Nueva Zelanda.
Así, ha incidido en que Nueva Zelanda trabaja con socios internacionales y ha señalado que «la operación ‘Hydros’ fue lanzada en diciembre de 2022 como parte de una relación cercana de trabajo con agencias internacionales asociadas para identificar y supervisar los movimientos de buques sospechosos».
«Estoy increíblemente orgulloso por lo que ha logrado nuestro Grupo Nacional sobre Crimen Organizado trabajando con otras agencias de Nueva Zelanda, incluido el Servicio de Aduanas y la Fuerza de Defensa de Nueva Zelanda. La importancia de esta incautación y su impacto no puede ser subestimada», ha reseñado.
Coster ha señalado que las autoridades «saben que la distribución de drogas causa un gran daño social, además de las implicaciones negativas a nivel sanitario y financiero para las comunidades, especialmente para los consumidores de drogas y sus familias».
El jefe del Servicio de Aduanas, Bill Perry, ha ensalzado la colaboración con la Policía y el Ejército y ha mostrado su «satisfacción» por «haber ayudado a evitar que una cantidad tan grande de cocaína cause daño en comunidades de Nueva Zelanda, Australia y otros lugares de la región del Pacífico».
«Es un enorme ejemplo de hasta dónde están dispuestas a llegar las organizaciones de crimen organizado en sus operaciones globales de tráfico de drogas y demuestra que no estamos exentos de esfuerzos enormes del crimen organizado para el tráfico de drogas en esta zona del mundo», ha argumentado.
La Policía de Nueva Zelanda ha dicho que por el momento no se han realizado detenciones en relación con la incautación de la droga, si bien ha subrayado que las investigaciones continúan, apoyadas por organismos internacionales.