Marilyn Manson ha sido demandado este lunes ante el Tribunal Supremo del condado de Nassau (Nueva York, EE.UU.) por agresión sexual contra una adolescente de 16 años en 1995, reporta Page Six, que obtuvo acceso a la demanda.
Al cantante lo acusan de atacar a la joven por primera vez en septiembre de aquel año, después de invitarla a su autobús tras un concierto en Dallas, y luego amenazarla con que «si se lo contaba a alguien, la mataría a ella y a su familia».
En cuestión de «semanas», Manson empezó a llamar a la menor pidiendo que le enviara «fotos sexuales explícitas de ella y de sus amigas a su club de fans, Satan’s Bakesale», según la acusación.
En diciembre de 1995 la habría invitado a su concierto en Nueva Orleans, donde volvió a llevarla a su autobús en el que realizaba la gira y «se puso más agresivo». «Volvió a agredirla sexualmente, incluyendo los besos, mordiscos en los pechos, copulación oral y penetración», afirma la demanda, que indica que en ambas ocasiones en el autobús había otros miembros del equipo del músico.
La supuesta víctima responsabiliza a Manson también de haberla tentado para sumergirse en su «mundo oscuro de las drogas, el alcohol, la desviación sexual, el acoso, el abuso y la agresión», lo que la condujo a su adicción a los estupefacientes.
En 1999, cuando ya era mayor de edad y tenía 19 años, volvió a acompañar a Manson en su gira, donde el cantante «continuó acosándola y agrediéndola sexualmente durante las siguientes 4 semanas».
Así, la demanda detalla que el músico «a menudo forzaba a la demandante a tener sexo con él y con otros miembros de la banda o con su ayudante al mismo tiempo» y «controlaba lo que la demandante podía hacer, quién podía tocarla y con quién quería que estuviera sexualmente, todo ello mientras le suministraba drogas».
Entretanto, las discográficas de Manson, Interscope y Nothing Records, «sabían o deberían haber sabido» que el artista «tenía un historial de dar drogas a las fans a las que dejaba entrar en el ‘backstage’, en el autobús y en las habitaciones del hotel, y de agredir sexualmente a las menores y mujeres», como también «eran muy conscientes de [su] obsesión por la violencia sexual y las agresiones sexuales en la infancia», agrega el documento.
