Frank Guevara emigró de El Salvador en 2021 con la ilusión de ayudar económicamente a su esposa e hijos, y quería traerlos a Estados Unidos. Llegó a Texas y hace seis meses se mudó a Maryland buscando un empleo mejor pagado. Llevaba pocos días trabajando en un taller mecánico cuando las bajas temperaturas lo sorprendieron en un sitio donde hay una parada de autobús en Baltimore. Allí perdió la vida.
Con su hijo de 12 años, quien vive en San Miguel, El Salvador, sostuvo la que sería su última charla por la plataforma WhatsApp. Le contó que trabajaría unas horas ese sábado, 14 de enero. Pero a eso de las 5:00 pm dejó de responder los mensajes. A esa hora, la temperatura en Baltimore era de 32 grados Fahrenheit (cero grados Centígrados) y la sensación térmica era incluso más baja, de 23 grados (menos cinco grados Centígrados), según registros climatológicos.
Hasta la mañana siguiente, la Policía de Baltimore recibió el reporte de que un hombre estaba desmayado en la cuadra 6500 de la calle Reinstertown. Allí está una tienda Home Depot, en la cual este migrante ofreció sus servicios como jornalero.
De acuerdo con un reporte que la Policía de Baltimore envió a Univision Noticias, los agentes llegaron al lugar alrededor de las 8:29 am del domingo. “Una vez allí, los oficiales localizaron a Frank Guevara, de 35 años, quien no respondía. Los médicos acudieron y declararon a la víctima fallecida en la escena”.
“El cuerpo de la víctima fue trasladado a la oficina del Médico Forense para determinar la causa exacta de la muerte”, agrega el informe.
La familia de Guevara no fue notificada inmediatamente sobre lo sucedido, quizás porque él no llevaba ninguna identificación. Sus seres queridos se habían preocupado desde que dejó de contestar el celular y su primo, Julio Guevara, quien lo recibió un tiempo en Baltimore, reportó su desaparición.
“Pensé que estaba detenido”, dijo a este medio. “Porque él me dijo que había problemas en los buses y pensé: quizás le quisieron quitar el teléfono, él no se dejó y está detenido”.
Lo fue a buscar a los talleres mecánicos de la zona, sin saber cuál lo había contratado unos días antes. Luego se le ocurrió preguntar a los jornaleros de la Home Depot en la cual le dieron trabajo de albañil. Ellos le dijeron que el domingo, en la parada del bus frente a la plaza comercial, habían levantado el cadáver de una persona. En la estación de la Policía le confirmaron que se trataba de su familiar.
“El detective me dijo que había muerto de hipotermia”, lamenta Guevara. “Quizás él se quedó dormido porque había trabajado de día y de noche, y murió sentado. No tenía ropa de frío. Murió de frío”.
“Nunca imaginé que quedaría en un país ajeno”
Frank Guevara nació en 1986 en El Salvador. Era taxista y en sus ratos libres entrenaba a un equipo de futbol infantil. Dejó una viuda y dos huérfanos, de 12 y 5 años.
Hace tres años, Keny Mendoza fue el primer miembro de esta familia que quiso probar suerte en Texas y Frank no tardó en pedirle ayuda para emigrar. En noviembre de 2021, se reencontraron en Huntsville, a una hora por carretera al norte de Houston, y se ganaban la vida cortando árboles.
Su sueldo era de 120 dólares diarios. En las mejores semanas trabajaban seis días, pero había otras en las que estaban más tiempo en casa. Eso hizo que Frank pensara en irse a Baltimore.
“Él me dijo que quería progresar. Yo le dije: ‘No te vayas, estás conmigo’. Pero él, de repente, dijo: ‘No, yo me voy, hermano’. Yo no le quité la intención de querer superarse”, recuerda Mendoza.
En la despedida, hace seis meses, le dio varios consejos: “Cuídate, échale ganas, piensa en tus hijos…”.
La situación también estaba complicada en Baltimore. Fue conserje por las noches, albañil y obrero. Tres meses atrás se independizó y comenzó a alquilar una recámara. Lo más complicado era moverse en la ciudad: tenía que transportarse en autobús, incluso durante la tormenta invernal que azotó a esa región. A pesar de todo, siempre veía el lado positivo de las cosas.
“Estaba contento porque lo contrataron en un taller mecánico y ya no iba a buscar más trabajo de medio tiempo ni de noche”, relata Julio Guevara. “Estaba bien ilusionado de estar en este país”.
Los familiares de Frank Guevara lo recuerdan como un hombre alegre, trabajador y amoroso. Una de las últimas charlas con su esposa fue sobre enviarle dinero para comprar útiles escolares a sus hijos, pues el ciclo académico en El Salvador comienza en enero.
“Yo lo quería demasiado. Era uno de mis hermanos preferidos”, dice con lágrimas Keny Mendoza. “Todo el tiempo anduvimos juntos, trabajamos en un taxi. Cualquier cosa él contaba conmigo y yo con él. Todo el tiempo. Fue algo maravilloso para mí”.
Ahora su plan es viajar a Baltimore para ver a su hermano “por última vez, aunque sea muerto”.
La oficina del Médico Forense no ha divulgado la causa de muerte de este migrante.
A Keny Mendoza le duele el trágico final de su familiar. “Le ayudé a mi hermano para que viniera a Estados Unidos, pero nunca me imaginé que él quedaría acá, en un país ajeno”.
Esta familia abrió una cuenta en una página de internet para recaudar dinero y así cubrir pagar los gastos funerarios y el traslado a El Salvador del cuerpo de Frank Guevara.
Historia cotidiana de los triztes mas triztes del mundo como describió Roque Dalton. Gobiernos de mierda que expulsan a sus compatriotas por politicas fracasadas, por que éste paisano NO debió irse por exceso de trabajo en El Salvador.
Cuando comienza a dar mucho sueno por la baja temperatura, nunca te recuestes porque nunca despertaras, hacer ejercicio, o que alguien te golpee con un cincho, eso te salvara la vida.