El Gran Lago Salado de Utah, en Estados Unidos, podría desaparecer dentro de cinco años en caso de que no se realicen cortes dramáticos en el consumo de agua, advierte un informe publicado esta semana por la Universidad Brigham Young.
La desaparición del lago podría causar un gran daño a la salud pública, el medioambiente y la economía de Utah. Las medidas que se adopten ahora afectarán al estado y a los ecosistemas en toda la región occidental del país durante las próximas décadas, destaca el documento.
En el último tiempo, el lago ha perdido el 73 % de agua y el 60 % de su superficie. Cada vez menos líquido vital desemboca en el embalse natural, debido a que las fuentes que lo alimentan son desviadas excesivamente para las diferentes actividades del hombre.
Los riesgos
El «uso insostenible» ha provocado que el nivel del agua en el lago caiga drásticamente, amenazando con dejar al descubierto el polvo tóxico de sus profundidades y ha elevado la salinidad a escalas incompatibles con las cadenas alimentarias del ecosistema local.
La disminución del Gran Lago Salado, el más grande de América del Norte, se ha acelerado desde 2020, perdiendo un promedio anual de 1.480 millones de metros cúbicos de agua. Para evitar su desaparición dentro de cinco años, los científicos proponen reducir en 2023 y 2024 entre un tercio y la mitad el consumo de agua. De esta forma esperan que aumente el caudal que fluye hacia el embalse natural.
«Estamos subestimando las consecuencias de perder el lago […]. La mayoría de los habitantes de Utah no se dan cuenta de la urgencia de esta crisis», puesto que la pérdida de lagos salinos «desencadena un ciclo a largo plazo de sufrimiento ambiental, económico y de salud», aseveran los autores del informe. Sin un rescate coordinado, la desaparición del Gran Lago Salado provocará una contaminación generalizada del aire y del agua, alertaron.