El segundo gol de Francia ante Marruecos no fue uno más en la carrera de Randal Kolo Muani porque el futbolista que entró a la convocatoria por la lesión de un compañero anotó su primer gol con la selección mayor y enfrentará a la Argentina en la final del Mundial Qatar 2022. Lo hará después de una corta e intensa carrera que incluyó múltiples negativas, la posibilidad latente del retiro y una enfermedad que estancó su crecimiento.
Kolo Muani nació el 5 de diciembre de 1998 en el suburbio parisino de Bondy. En esa misma localidad francesa se crió su compañero Kylian Mbappé, quien nació 15 días después. La cercanía de días no los hizo coincidir en su infancia porque la máxima figura del plantel comenzó a jugar en el club homónimo de la ciudad, mientras que el otro joven recaló en el US Torcy. Esta es una institución que apunta al desarrollo juvenil y de donde surgió Paul Pogba, una de las tantas bajas que tuvieron los Galos en el Mundial.
El futbolista que se desempeñaba en la sub-15 de esa entidad padeció la enfermedad de Osgood-Schlatter en su juventud. Una dolencia común a esa edad por la inflamación e irritación del cartílago de crecimiento en la parte superior de la tibia. Es común en los futbolistas por el mayor uso de las piernas durante la práctica deportiva antes del desarrollo completo de todos los huesos y desaparece cuando se frena el crecimiento: “Nunca pensé que un día llegaría a profesional”.
“Tuve un dolor inexplicable, pero no entré en pánico. Tardé mucho en crecer y cuando volví a jugar era muy frágil y demasiado intermitente. Jugaba bien 10-20′ y desaparecía por completo”, afirmó el jugador de 1.87 de estatura que se recuperó de esta lesión a partir de la temporada siguiente. Allí, apareció la posibilidad de recalar en el fútbol italiano con las camisetas del Cremonese o el Vicenza, pero no tuvo éxito y su padre le espetó un ultimatum: “Mañana vuelves, te consigo un billete, tendrás otras oportunidades”.
“Para mí, era la última oportunidad. Mi padre prefirió que me quedara en Francia y yo lloré mucho. Por el fútbol estaba dispuesto a irme a jugar hasta Australia. Allí vi que todos mis sueños se derrumbaban”, contó en una entrevista de octubre de 2021 en el medio francés SoFoot.
A pesar de esto, su padre tenía razón porque volvió a tener una prueba. Rennes le abrió sus puertas, pero la excesiva cantidad de jugadores similares se las cerró rápidamente: “Ahí me quise dar por vencido, me mató. Pero mi hermano me dijo: ‘No te rindas, el lunes te vas a Nantes’”.
Esta era su “última oportunidad” y la aprovechó al máximo. A fin de 2015, recaló al sub-19 y llegó al filial seis meses más tarde. Una temporada después, ya se entrenaba con el plantel profesional, pero solo jugó 120 minutos en dos temporadas. La necesidad de buscar continuidad lo hizo dar un giro de 180 grados en su rutina cotidiana.
“Mi padre me dijo: ‘Estás en un pueblo de mierda, es bueno porque no te mueves’. En Nantes me gustaba salir, ir con mis amigos… Estaba en el aire, no pensaba lo suficiente en el fútbol. Boulogne me puso de nuevo en el camino correcto”, reveló Kolo Muani tras abandonar la Ligue 1 para recalar en el club de la quinta división del fútbol francés. “Yo era ingenuo, flojo, solo me divertía, tomaba la pelota, regateaba, luego ya no se me veía. Tuve un poco más tarde conciencia”, agregó.
Sin embargo, su expedición por esa institución contó con un hecho singular que cambiaría su carrera. El 8 de noviembre de 2019 recibió su segunda expulsión en cinco partidos que significaron un punto de inflexión: “Me golpeó en la nuca. Me quedé en casa, no hice nada. Fue mi familia quien me ayudó mucho y su apoyo fue invaluable durante este período. Después de eso, hice muchos entrenamientos individuales, videos. Trabajé mucho en mí mismo”. Nunca más fue expulsado hasta el 1 de octubre de 2022 con la camiseta del Eintracht Frankfurt.
“Soy más profesional desde mi época en Boulogne. Presto atención a los detalles sobre cómo voy a comer, cómo voy a dormir, cómo me voy a recuperar”, declaró el futbolista que anotó 3 goles y 5 asistencias en 14 partidos. La pandemia de COVID-19 frenó antes de tiempo su estadía y regresó al Nantes con sed de revancha: “Volví para destrozarlo todo. Para demostrarles que se equivocaron, que estaba para jugar con el primer equipo. De lo contrario, me iría”.
Y vaya si lo demostró. Jugó 81 partidos con 23 goles y 16 asistencias en una entidad con la cual había firmado su primer contrato como profesional en noviembre de 2018. Nunca lo extendió más allá de 2022. El jugador que disputó los Juegos Olímpicos de Tokio con Francia se marchó esta temporada con el pase en su poder a la Bundesliga a pesar del interés proveniente del París Saint-Germain y el Milan.
Su explosión en el campeón de la última UEFA Europa League generó una citación inesperada para disputar dos encuentros de la Liga de Naciones con el seleccionado francés: “Me lo imaginaba más para la próxima temporada. Me vi a mí mismo continuar actuando en mi club y subiendo la escalera. No esperaba que me llamaran inmediatamente después de mi llegada a Frankfurt”.
Su actualidad con 8 goles y 11 asistencias en 23 encuentros en el club que enfrentará a Napoli en los octavos de final de la Champions League lo mantuvieron expectante en el elenco dirigido por Didier Deschamps. No estaba en la primera nómina, pero terminó reemplazando a Christopher Nkunku, quien sufrió una rotura de ligamentos en la rodilla izquierda después de ir a trabar una pelota con Eduardo Camavinga en medio de una práctica.
Ya con la clasificación a octavos de final en el bolsillo, Deschamps decidió poner un equipo alternativo y el 30 de noviembre significó el debut en Mundiales para Kolo Muani en la derrota 1-0 ante Túnez por el Grupo D. Su bautismo goleador llegó en las semifinales. Este último miércoles ingresó los últimos 11 minutos del cruce ante Marruecos y, segundos después, anotó el último tanto que sentenció la historia. El jugador demostró ser una de las piezas importantes del elenco europeo entrando desde el banco y será una de las cartas de ataque de cara al último encuentro ante el equipo que tiene como máxima figura a Lionel Messi: “Es un sueño de la infancia. Una final no se juega, se gana”.
Con esta afirmación, demostró que las posibilidades otorgadas por el fútbol lo transformaron en una persona resiliente que no se dejó vencer por los obstáculos que le impuso su vida y buscará ser campeón mundial en su primera Copa del Mundo emulando a su coterráneo, Kylian Mbappé, después de haberlo conseguido en 2018.