Desde sus inicios en proyectos como Sid y Nancy y JFK, Gary Oldman logró sobresalir en todo momento, llamando la atención de críticos, productores, directores y público por igual. Drácula, de Bram Stoker fue el punto de cambio que necesitaba su carrera y a partir de aquí se encontró con grandes roles que sólo eran una gran vía para mostrar su talento y la importancia de su figura entre otros elementos de su generación. Con más de 100 apariciones en el cine y la televisión, el actor parece considerar Slow Horses la última gran obra de la que podría ser parte, con la idea del retiro más cerca que nunca.
Gracias a su trabajo en El Perfecto Asesino, El Quinto Elemento, y hasta Hannibal, Oldman se perfiló como un gran talento para dar vida a villanos inquietantes, perversos y complejos. Sin embargo, este camino no limitó en lo absoluto su carrera, pues con Harry Potter y el Prisionero de Azkaban y con Batman Inicia también demostró que podía presentar a héroes secundarios que se robaban el corazón del público. De hecho, Sirius Black y Jim Gordon son dos de sus personajes más importantes y los fans lo respetan muchísimo por cumplir lo que ellos querían de estas adaptaciones que no siempre dejan satisfechos a los conocedores.
A pesar de su presencia tan llamativa y su voz tan sobresaliente, Oldman no se libró de las malas películas. Sin embargo, hasta en títulos como La Profecía del no Nacido, El Libro de los Secretos y La Chica de la Capa Roja, él logra distinguirse y es por eso que sus fans nunca resintieron su participación. En los últimos años, el actor se encontró con nuevas propuestas que por mucho tiempo promovieron su etiqueta como gran actor sin premio Oscar a la vista.
El Espía que Sabía Demasiado ya había dejado el camino abierto para Las Horas Más Oscuras , donde Oldman dio vida al mismísimo Winston Churchill, imitando a la perfección sus movimientos y su tono de voz, papel que eventualmente le dio el Oscar a Mejor Actor. Luego de que Mank, proyecto soñado de David Fincher donde el actor interpreta a Herman J. Mankiewicz, no resultara como todos esperaban, Oldman volvió a producciones algo más simples como La Mujer en la Ventana y Duro de cuidar 2.
Sus seguidores esperaban con paciencia algo más relevante y el deseo se cumplió con Slow Horses, serie de televisión basada en la obra de Mick Herron que nos lleva hasta lo más íntimo y privado del servicio de inteligencia Británico. Lo interesante aquí es que la propuesta de espías no espera competir con los momentos de acción de James Bond, sino que busca seguir los patrones de trhillers como The Americans. Con excelentes reseñas, la serie se ha convertido en uno de los éxitos más importantes del año y para AppleTv+. Ahora, el propio Oldman parece tomar este trabajo como el último de su carrera, algo que ya había pronunciado sutilmente hace unos meses.
«He tenido una carrera envidiable, pero las carreras decaen y tengo otras cosas que me interesan además de la actuación. Cuando eres joven, piensas que vas a poder hacerlo todo, lee ese libro, luego pasan los años»
«Tengo 65 años. Los 70 está a la vuelta de la esquina. No quiero estar activo cuando tenga 80 años. Me sentiría muy feliz, honrado y privilegiado de despedirme como Jackson Lamb [su personaje en Slow Horses], y luego retirarme».
Gary Oldman tiene todo el derecho de despedirse de su carrera como actor bajo sus propios términos y si cree que Slow Horses es una buena despedida, los fans tendrán que hacerse a la idea. El asunto es que una segunda temporada de esta serie ya está confirmada y él podría regresar, lo que significa que, tal vez, el actor decida dedicarse únicamente a esta tarea para luego cerrar su ciclo cuando el personaje se retire del programa, la serie termine o sea cancelada por la productora. Por ahora nada es oficial, pero hay que reconocer que él no tiene nada que probar a nadie y ha hecho de su trayectoria una de las más interesantes de la industria.
