Una salvadoreña narró a la prensa internacional cómo escapó de la muerte al entregarse a las autoridades un día antes de emprender el viaje desde México hacia Estados Unidos oculta en un tráiler donde murieron 53 migrantes de distintas nacionalidades.
La mujer, quien pidió el anonimato, dijo a La Prensa de Honduras, que ella decidió entregarse a las autoridades «por motivos de salud» ya que no se consideraba con fuerzas suficientes para continuar el viaje que había iniciado días atrás desde un pueblo del oriente de El Salvador. Los demás siguieron con la ruta planeada, encontrando la muerte.
La joven ya se encuentra en su país, y narró a periodistas en México qué fue lo último que conversó con un grupo de jóvenes hondureños profesionales que murieron en el trayecto.
Ella cuenta que tuvo la oportunidad de conversar con Alejandro Miguel, Fernando José y Margie Tamara, hondureños que murieron asfixiados en el tráiler donde viajaban más de 60 indocumentados.
«Salimos con un grupo de cinco personas desde mi localidad, en el camino se iban sumando otros migrantes y al arribar a la frontera de México llegamos a las primeras bodegas, las cuales eran incómodas, con mucho sol e insalubres. Los coyotes esperaban llenar las bodegas con 300 personas para movilizarnos en camiones y tráileres», dijo.
Manifestó que conoció a los hondureños en Puebla cuando llegaron en horas de la noche para ser sacados al día siguiente en camiones hasta Monterrey. Contó que a los adultos los colocaron de tal manera que llevaran sobre sus piernas a los menores de edad que viajaban solos.
«Fue en Monterrey donde tuve la oportunidad de conocerlos y conversar con ellos, al que más miré tenso fue a Alejandro, se notaba que era el líder del grupo, pero estaba preocupado y nervioso porque tenía que recorrer mucho y tenía sobrepreso. Él me contó las maravillas turísticas que tiene el país, de dónde venía, que los tres eran profesionales, pero que se veía obligado a emigrar porque en Honduras no había oportunidades», rememoró con voz entrecortada.
«El hemano de él (Fernando) durmió mucho, se miraba bastante descansado, mientras que la novia de Alejandro (Margie) estaba callada, solo conversaban entre ellos», añadió mientras recordaba el episodio.
La mujer relató que al llegar a la ciudad de Miguel Alemán, localizada en el Estado mexicano de Tamaulipas y a orillas del río Bravo, empezaron a salir por grupos, eran dos camiones con 200 personas cada uno. «Allí los encargados hablaban en claves, ellos (los hondureños) se bajaron primero y después yo, desde ese momento no los volví a mirar», dijo.
«Estoy segura que si no me hubiese retractado de seguir, hubiese estado en ese tráiler, ahora sé que fue la mejor decisión. Una amiga que también iba con nosotros me enseñó la noticia y fotografía de los tres hondureños cuando salió que habían muerto, me dio mucha nostalgia, pues Alejandro decía que todo lo que hacían era por sus familias», concluyó.
El vehículo donde se transportaban los migrantes llevaba matrícula de una empresa estadounidense de Alamo, Texas, la cual ha negado que fuera de su propiedad.
Después de esta tragedia, México, Estados Unidos, Guatemala y Honduras acordaron «trabajar de manera conjunta» para apoyar a los heridos y las familias de las víctimas, así como cooperar en la investigación «para llevar a los responsables ante la justicia» y «establecer un grupo de acción inmediata para intercambiar información y trabajar de manera coordinada para desmantelar las redes de traficantes de personas».
A pesar de esta tragedia y muy difundida, quizás por allí y allá se está preparando otra travesía, porque el negocio es jugoso, no hay devolución, lo peor la gente sabe quienes los incitan a viajar pero callan, haciéndose cómplice de la tragedia.