El gobierno nicaragüense activó esta semana las alarmas por la formación de un fenómeno meteorológico que podría convertirse en tormenta tropical y hasta en huracán e impactar a la nación en los próximos días.
La vocera del gobierno y vicepresidenta Rosario Murillo dio a conocer que desde el fin de semana se está trabajando con las instituciones del Estado para evitar una catástrofe por el fenómeno natural “que puede ser destructivo en nuestra Costa Caribe”.
“Todavía no hay definición del punto donde podría tocar tierra, las distintas páginas y centros de monitoreo internacional definen ya como una tormenta tropical, pero se cree va a desarrollar a huracán”, dijo Murillo y agregó que “podría ser desde Bluefields hasta Bilwi, o en cualquier espacio de nuestro litoral Caribe Norte o Sur”.
Según el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, con sede en Miami, el sistema se encontraba en la mañana de este martes a 420 kilómetros al este de Trinidad y podría convertirse en una tormenta tropical en 48 horas.
Sería la segunda tormenta con nombre de la temporada de huracanes del Atlántico de 2022 y se llamaría Bonnie.
En 2020, dos huracanes —Eta e Iota—golpearon a Nicaragua dejando pérdidas económicas por unos 700 millones de dólares y dejaron a cientos de familias sin un hogar.
El científico Jaime Incer Barquero, quien fungió como asesor para la presidencia de Nicaragua en temas medioambientales, comentó que la nación centroamericana, como todos los países del mundo, está sufriendo de un clima totalmente muy alterado y parte de ello se debe a que el territorio ha sufrido desde hace muchas décadas una extensa deforestación.
Y el Caribe de Nicaragua no es la excepción.
«Esos dos huracanes casi con 15 días de separación, y más intensos afectaron al país podríamos decir, en razón de su posición geográfica, en razón de su estrechez territorial, en razón de los océanos tropicales que nos rodean tanto en el Pacífico como en el mar Caribe, estamos sujetos a cambios dramáticos en términos de temperaturas y de precipitaciones”, agregó.
Precisamente por la experiencia de lo ocurrido en 2020 el gobierno nicaragüense manifestó que estarán vigilantes y pondrán en práctica la movilización de las familias a lugares seguros.