El primer ministro británico, Boris Johnson, aseguró este miércoles que no mintió al Parlamento cuando dijo que desconocía que se hubiese violado la ley con las fiestas en sus oficinas durante la pandemia.
Tras la publicación del informe elaborado por la alta funcionaria Sue Gray sobre el llamado “Partygate”, Johnson compareció ante la Cámara de los Comunes (baja) para expresar su deseo de que el país “deje atrás” el escándalo y reiterar que ignoraba que en su ausencia las fiestas en Downing Street hubiesen infringido las reglas.
El conservador Johnson se disculpó, como ya ha hecho en anteriores ocasiones, por haber participado en su celebración de cumpleaños el 19 de junio de 2020, por lo que fue multado por la policía, y asumió “plena responsabilidad” por lo sucedido en Downing Street, como le reclama el informe de Gray, aunque repitió que no piensa dimitir.
“Cuando vine a esta cámara y dije con total sinceridad que las reglas y las normas se habían seguido en todo momento, es lo que creía cierto”, dijo el primer ministro.
Esta defensa representó el pilar de su declaración, pues si una investigación parlamentaria demuestra que mintió a sabiendas a los diputados, se vería obligado a dimitir.
Por eso, Johnson insistió en que, pese a que participó brevemente en varias de esas reuniones, sólo se rompieron las reglas anticovid una vez que él ya se había ido, a sus espaldas.
“No tenía conocimiento de cómo siguieron esas reuniones, porque no estaba ahí, pero me ha sorprendido y decepcionado, como al resto de la cámara. Y también me ha horrorizado el trato al personal de seguridad y de limpieza” por parte de los asistentes a las fiestas, aseguró.
El líder de la oposición, el laborista Keir Starmer, aseguró en su réplica al primer ministro que el informe de Gray es un “monumento a la soberbia y la arrogancia de un Gobierno que pensaba que había unas reglas para ellos y otras para el resto”.
Para el laborista, los “fallos de liderazgo” recogidos en el documento son los mismos que han paralizado al Ejecutivo en medio de la crisis por el coste de la vida.
“La ciudadanía debe saber que no todos los políticos son lo mismo”, agregó Starmer.
Mientras, el líder de los liberaldemócratas, Ed Davey, recurrió a la ironía para señalar que el primer ministro “lo siente mucho… siente mucho que lo hayan pillado”.
Estos enfermos son los que dirigen naciones que entran en guerra por complacer sus caprichos y así tapar sus conductas impropias.