Este domingo se vivió un momento de fuerte tensión en Venezuela al registrarse un violento motín en uno de los calabozos de una prisión de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) en la ciudad de Carabobo. Allí, un grupo de presos secuestró a tres uniformados, quienes se encuentran internados en delicado estado de salud.
Hasta el momento ningún organismo de seguridad se pronunció sobre lo sucedido. En tanto, los detalles que se conocen fueron publicados por el Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP) en sus redes sociales.
Según la ONG, tras tensas negociaciones 72 reclusos fueron trasladados a la cárcel de Tocuyito. Esa fue una de las condiciones de los reos para liberar a los policías, quienes fueron trasladados a la Ciudad Hospitalaria Dr. Enrique Tejera. Uno de ellos fue diagnosticado con politraumatismo y fractura craneal.
Un grupo de familiares se acercó a las inmediaciones de la prisión y comentó al OVP que los presos se amotinaron por la muerte de un compañero diabético, quien al parecer habría fallecido por falta de atención médica. Además, denunciaron que los reos son víctimas de hacinamiento y constantes violaciones a sus derechos humanos.
“Están cansados de que la Guardia los maltraten, maltraten a los familiares (…) Ayer los presos empezaron a llamar porque había uno de los presos, que sufre de azúcar, estaba convulsionando por la fiebre. Ninguno de los policías quería auxiliar al preso, hasta que lo sacaron. Cuando lo sacaron lo tiraron al pasillo. El señor murió. Murió por culpa de los policías, por negligencia médica”, manifestó una mujer ante la prensa que se encontraba en el lugar.
Además, las familias exigen un listado de los reclusos que fueron trasladados esta noche a la cárcel de Tocuyito. Según OVP, “aseguran que hasta ahora no les han dado ninguna información sobre su paradero o estado de salud”.
De acuerdo a lo indicado por fuentes policiales, 47 reclusos fueron los que protagonizaron el motín en el centro policial que alberga a 251 presos.
“El motín lo encabezan 47 reos en una de las cinco celdas de esta sede policial donde deberían haber 10 personas como máximo”, dijo a la agencia AFP Carolina Girón, directora del Observatorio Venezolano de Prisiones.
En uno de los videos publicados por OVP se puede ver cómo a uno de los efectivos de la PNB lo tienen pegado contra la puerta que divide a la comisaría de los calabozos. En medio de la tensión, uno de los reclusos le dice “no lo mates todavía”.
En otro video se observa a dos funcionarios policiales intentando negociar con los reos, mientras empuñan una especie de navaja en el cuello del uniformado secuestrado.
En las imágenes que circularon no se ve a los otros dos efectivos secuestrados.
Uno de los agentes presuntamente sufrió heridas en una oreja.
La ONG venezolana también compartió imágenes de varios familiares de los presos, que se acercaron al lugar al conocer lo que estaba sucediendo y denunciaron que los reos son “víctimas de constantes violaciones a sus derechos humanos”.
Cuatro familiares ingresaron al recinto para mediar, según el OVP, mientras que las autoridades venezolanas no se han pronunciado sobre el hecho.
El Observatorio Venezolano de Prisiones informó que un fiscal del Ministerio Público (MP) participó de las negociaciones con los detenidos.
El OVP estima que las cárceles venezolana están a 148% de capacidad.
“Venezuela tiene capacidad para 20.000 presos y en las cárceles hay 32.000, mientras que en los calabozos policiales hay unos 35.000 detenidos”, señaló Girón. En los calabozos de Los Guayos, añadió, “hay 251 presos y la estructura tiene cinco calabozos, eso debe ser como máximo para 40 personas y hay 251, muchos duermen parados”.
Esos centros de arresto preventivo no fueron diseñados para albergar reos por más de 72 horas. “Y allí hay gente que está cumpliendo hasta penas”, alertó la experta. “Si los familiares no le llevan la comida, esa gente no come, también dependen de los medicamentos que le puedan proporcionar. No hay agua, no recogen la basura…”
La dictadura de Nicolás Maduro ha prometido en repetidas oportunidades una “humanización” de las cárceles, que hasta ahora no se concretó.