Elon Musk, dueño de Tesla y SpaceX, renunció a integrar el consejo de administración de Twitter, del que es el principal accionista, según anunció en la noche del domingo el director general de la red social.
El consejero delegado de Twitter, Parag Agrawal, que el martes de la semana pasada había anunciado que Musk se uniría a la Junta Directiva de Twitter, fue el encargado de hacer el anuncio en un tuit publicado la noche del domingo.
“El nombramiento de Elon en la Junta Directiva iba a ser oficialmente efectivo el 9 de abril, pero Elon compartió esa misma mañana que ya no se unirá al consejo”, escribió Agrawal en la red social.
El pasado martes, Agrawal se había mostrado, también en un tuit, “emocionado” al anunciar que Musk se uniría a la Junta Directiva de Twitter y había anticipado que iba a aportar “un gran valor” a la empresa.
Según Agrawal, se trata de una decisión del propio Musk, y que cree que su decisión es la correcta.
“Creo que esto es lo mejor”, agregó el consejero delegado de Twitter.
La única reacción de Musk al anuncio de Agrawal ha sido la publicación de un tuit con el emoticón de una cara con la mano tapándose la boca.
Tras conocerse el futuro nombramiento del empresario, el pasado 5 de abril, las acciones de Twitter se dispararon ya desde antes incluso de la apertura de la Bolsa de Nueva York, en las actividades electrónicas del mercado continuo.
Un día antes, el anuncio de la adquisición por parte de Musk de un 9,2 % de la plataforma tecnológica había disparado los valores de la compañía, que cerraron un 27,12 % por encima de su cierre anterior.
El multimillonario, que posee en la actualidad casi 73 millones y medio de acciones de la compañía de mensajería, se había convertido en un crítico de la red social y había puesto en duda que sus normas se adhiriesen “rigurosamente” al principio de la libertad de expresión.
Estas críticas habían despertado recelos en algunos sectores, incluso entre los mismos empleados de Twitter, que se mostraron preocupados por la posibilidad de que Musk ejerciera un poder excesivo en la empresa para cambiar sus normas éticas de publicación, incluida la prohibición al ex presidente de EEUU Donald Trump, por considerar que sus mensajes instigaron el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021.