Cada minuto que pasa eleva el grado de expectativa en los seleccionados que aguardan por el sorteo que se desarrollará en el Centro de Convenciones y Exposiciones de Doha (DECC). Allí, los equipos que participarán de la Copa del Mundo organizada por Qatar comenzarán a definir sus destinos.
Más allá de lo que entregue el azar en la conformación del torneo, vale la pena repasar algunas leyendas instaladas en el imaginario popular y profundizar sobre los mitos y verdades de este tipo de ceremonias a lo largo de la historia.
El primer antecedente llamativo se instala en la primera edición disputada en Uruguay. Durante la cita que se dio en Montevideo, el sorteo se realizó par de días antes del comienzo del certamen (13 de julio de 1930), porque había que esperar a las delegaciones extranjeras que arribaban al puerto del Río de la Plata. En una época en la que el fútbol aún era amateur en la mayoría del planeta, los entrenadores debieron aguardar para conocer a sus rivales hasta último momento. Los 13 participantes fueron distribuidos en tres zonas de tres y una de cuatro.
Otra curiosidad que quedó fijada en la historia se remonta al Mundial de 1966, cuando el por entonces presidente de la FIFA, Stanley Rous, celebró con efusividad los rivales que le habían tocado a Inglaterra para la primera fase: México, Francia y Uruguay. Sin dudas, la alegría del directivo continuó durante toda la competición hasta que el representativo británico se quedó con el trofeo.
A lo largo de los años el sistema se fue perfeccionando. Un hombre clave fue Julio Humberto Grondona, ex titular de la AFA y vicepresidente de la Casa Madre. El dirigente argentino fue uno de los que insistió en la generación de los Cabezas de Serie con equipos de mayor predicamento. El antecedente de lo sucedido en 1978 era lo que más le preocupaba al directivo. En esa oportunidad el ala europea, capitaneada por el alemán Neuberger, hombre fuerte de UEFA, pretendía que los cuatro cabezas de serie fueran los semifinalistas de 1974 (Alemania, Holanda, Polonia y Brasil), pero el sector de Sudamérica sostenía que Argentina merecía un lugar allí en carácter de anfitrión. Esto finalmente sucedió, pero el detalle curioso fue que Italia fue ubicada sin sorteo mediante en la zona del país local, lo que constituyó una rareza. Recién para el campeonato que organizó Estados Unidos en 1994, Grondona logró (con el visto bueno de Joao Havelange) que los líderes de grupos fueran los de mejor coeficiente en las tres ediciones previas.
Otra iniciativa que impulsó Don Julio se basó en la modificación de las Eliminatorias y la cantidad de plazas entregadas por cada confederación. Su idea (también avalada por Havelange) fijó las bases para que la Conmebol fuera la más beneficiada con 4 boletos y un repechaje. Cambiar el formato de dos zonas a una competición de todos contra todos a ida y vuelta favorecía notablemente a los equipos de mayor jerarquía (Brasil, Argentina y Uruguay).
Además, para el torneo del 2014 mantuvo la cantidad de clasificados en una competición que no contó con la participación de la Canarinha porque era el anfitrión. En la tierra de Pelé jugaron por única vez 6 seleccionados sudamericanos en una Copa del Mundo (Brasil, Argentina, Uruguay, Colombia, Ecuador y Chile).
En la actualidad la tendencia continúa: Europa cuenta con 55 miembros en la UEFA y sólo van 13 equipos al Mundial; la Concacaf entrega 3 plazas y un repechaje para los 41 seleccionados; en Asia hay 4 cupos y una repesca para los 50 participantes; en África 55 aspirantes se dirimen los 5 boletos y en Oceanía 7 conjuntos deben luchar por un único repechaje.
Pero más allá de las clasificaciones, en ese certamen que se disputó en Brasil también se generó una polémica durante el sorteo. Cuando la transmisión oficial evitó mostrar la apertura de las bolillas, que eran ocultadas bajo el escritorio del animador, en las redes sociales se instalaron los debates sobre los movimientos del conductor del evento.
Justamente en Brasil, las especulaciones continuaron cuando Juan Carlos Crespi, miembro de la delegación albiceleste, hizo un gesto con la V de la victoria y una señal hacia El Jefe (Grondona) luego de conocer que el conjunto liderado por Alejandro Sabella iba a enfrentar en primer término a Bosnia y Herzegovina, Irán y Nigeria. “Él siempre fue muy cercano a Julio, pero la realidad es que Grondona no intervino para nada. La única vez por la que Julio alzó la voz fue cuando intentó sugerir al árbitro para la final, pero no le hicieron caso y el resultado quedó a la vista de todos”, dijo el ex vocero de la AFA y reconocido periodista Ernesto Cherquis Bialo.
En ese certamen también se instaló el mito de ubicar al elenco de Pachorra y a Brasil en distintas zonas para que la única forma de enfrentarse fuera en el partido decisivo. Sin embargo, nunca fue probado. “Yo nunca fui a ningún sorteo, pero estaba instalado que se ponían bolillas frías y calientes para saber qué rivales le podía tocar a los candidatos al título; pero eso es mentira. También estaba la hipótesis relacionada a que algunas bolillas estaban marcadas con lápices imperceptibles para las cámaras de televisión, pero tampoco lo pudieron probar. Dudo mucho que ex futbolistas de notable trayectoria como Cafú, Zinedine Zidane o Fabio Cannavaro, por citar algunos ejemplos, se prestaran a ese juego. Por ende, tampoco creo en que las bolillas hayan tenido algunos lunares”, insistió Cherquis Bialo.
El escándalo de lo que pasó en España en 1982 marcó un antes y un después en los sorteos. Las bolillas rotas, la confusión permanente y los inconvenientes en la distribución de los equipos pusieron en jaque a la organización, que jamás pudo explicar lo vivido durante aquella jornada en Madrid.
Este 1 de abril nuevamente las miradas del mundo confluirán sobre los bolilleros que dispone FIFA para su tradicional sorteo. Habrá especulaciones y miles de conjeturas. También la seguridad de que varios comenzarán a subir o bajar sus chances de ese momento. Pero lo que unirá a todos es la maravillosa sensación de comenzar el sueño de levantar la anhelada Copa del Mundo.