Después de cuatro años de ausencia en los escenarios capitalinos, Marc Anthony regresó al Palacio de los Deportes con su gira Pa’llá voy, nombre de su más reciente álbum, con la cual enloqueció en su primera fecha, de dos, a 16 mil personas que disfrutaron de un show lleno de sensualidad, emoción, corazón y baile que sólo la salsa y el neoyorquino pueden dar.
Una banda de más de 10 músicos hizo la entrada de la velada antes de que El rey de la salsa apareciera en el escenario. Las luces que cambiaban de color entre el verde, el púrpura, el azul y el rojo anunciaron que la fiesta de viernes había comenzado. Así, mientras aquéllos que se habían retrasado por el tránsito de la capital del país llegaban apresurados a encontrar su lugar, Marc Anthony apareció en el escenario arrancando los gritos de los presentes.
Con un traje impecable de color negro, que hacía relucir su espigada figura, lentes oscuros y barba de un par de días perfectamente definida, el cantante entonó las primeras notas de Valió la pena, a la cual se le unieron las voces de los miles de personas que se dieron cita en el recinto de la Magdalena Mixiuhca.
Anthony no niega su sangre latina ni caribeña, los pasos de baile y el movimiento de sus caderas son sólo un muy buen pretexto para invitar a su público a gritar y a bailar de la misma forma que él disfruta la salsa.
Con las primeras notas de Y hubo alguien, el público no dudó en desbordar su emoción al cantar junto a Anthony el tema… él, como un buen conocedor de lo que se tratan los shows, incitó y dejó que sus seguidores lo acompañaran dejándoles el micrófono por momentos a ellos, quienes formaban un ‘sabroso’ coro de la canción.
Poco a poco el público de Marc se comenzó a levantar de las sillas en la zona frente al escenario, al igual que en las gradas, para poder tener espacio para ejecutar los mejores pasos de baile que el espacio les permitía, tratando de seguir el ejemplo del neoyorquino a quien le sobra energía para bailar.
Los acordes de una guitarra acústica fueron el pretexto perfecto para que Anthony, sin decir una sola palabra, le pidiera a su público aplaudir al ritmo que marcaba el instrumento, de pronto el coro de Hasta ayer, en un tono suave, fue entonado por los asistentes quienes en ningún momento dejaron solo al cantante, quien veía cantar a sus fans con una expresión de emoción y satisfacción.
Al momento de cantar Vivir mi vida Marc Anthony se puso sobre sí las banderas de México y Puerto Rico.
Sí, las luces de los celulares no pueden faltar en un concierto, pero el público de Anthony estaba más dispuesto a disfrutar la música y la oportunidad de bailar las canciones en vivo, así como llevarse un recuerdo en su memoria, que en registrarlo todo, la música y la experiencia sobre la tecnología y la tendencia se hicieron presentes.
Muchas gracias por darme la oportunidad de compartir con ustedes, es increíble. Ya hace tiempo, ¿no?”, dijo el cantante antes de quitarse las gafas y ver a su público y sentenciar: “esta noche habrá un poquito de todo y sí, se puede bailar”, señaló antes de que las primeras notas de Flor pálida se apoderaran del recinto y con ellas, la voz de Anthony y el público fusionadas en una.
Una pantalla central que proyectaba gráficos de diferentes formas y colores, mientras que las laterales al escenario permitían que los asistentes más lejanos vieran la presencia del neoyorquino en el escenario, fueron sólo algunos elementos que acompañaron las canciones que se presentaron.
Con casi todas las canciones sucedió lo mismo, los primeros acordes de temas como Contra la corriente —en la que Anthony aprovechó la oportunidad para subirse a tocar la batería en un solo con uno de sus músicos—, Abrázame muy fuerte —un cover del tema de Juan Gabriel— y Almohada —en la que su emoción al cantarla no dejó de notarse—, recibieron un grito de emoción por parte de los súbditos del rey de la salsa.
Si bien el cantante hizo un homenaje al compositor mexicano Juan Gabriel, también hizo un espacio para José Luis Perales, de quien dio vida a, ¿Y cómo es él?, canción con la cual el público le robó el protagonismo al neoyorquino, quien con una sonrisa aprobó la colaboración de sus fans.
Mi gente, ya se terminó el lloriqueo, la balada. Ok, shake it up, baby”, dijo el cantante, arrancando los gritos del público que aplaudió y bailó sin ninguna limitación Te vas, te vas, ¿Qué precio tiene el cielo? y Pa’llá voy, antes de que llegara el turno de Te conozco bien y Parecen viernes, con la cual el público no dudó en sacar sus mejores pasos de baile.
Marc cerró la noche con Tu amor me hace bien y antes de dar voz a Vivir mi vida, la gente le lanzó una gran ovación, sus ojos se le llenaron de lágrimas, se arrodilló y besó el piso del escenario.
Mi querido México, que Dios los bendiga”, dijo.