Luego de casi tres décadas de ausencia, la ciudad de Los Ángeles y su zona metropolitana vuelven a ser sede de una edición del Super Bowl, ahora el LVI, entre los Rams ante los Bengals, el próximo 13 de febrero, a las 5:20 pm, que por primera vez se realiza en el Sofi Stadium, valuado en cinco mil millones de dólares, localizado en la localidad de Inglewood, California.
Desde la victoria de los Cowboys de Dallas 52-17 sobre los Bills de Buffalo, el 31 de enero de 1993 en el Rose Bowl de Pasadena, la región no era anfitriona del encuentro por el título de la NFL.
Con esta, ya son ocho las ocasiones que la entidad californiana y sus alrededores reciben uno de los eventos deportivos más importantes de la Unión Americana; entre ellas el Super Bowl I, que se efectuó en el Memorial Coliseum.
Pese a ser una metrópoli con una tradición importante en este deporte, Los Ángeles ya se quedó muy atrás en cuanto a las regiones que han cobijado el encuentro. Miami, con 11 participaciones, es la que más veces ha organizado el partido, seguida de New Orleans, con 10, siete de ellas en el Estadio Superdome.
Esta vez, la oportunidad es inmejorable para el cuadro azul y amarillo, que, de manera administrativa, actuará de visitante en su propio estadio el próximo 13 de febrero ante los Bengals.
Los dirigidos por el coach Sean McVay buscan aprovechar el factor local para levantar el trofeo de campeón y borrar el amargo sabor que le dejó la derrota del Super Bowl LIII ante los Patriots, con una talentosa generación que difícilmente volverá a tener una mejor oportunidad.
Según cifras de la NFL, México es el segundo país (solo detrás de Estados Unidos) con más aficionados al fútbol americano con 48 millones de fans de los que 16 millones ven los partidos frecuentemente; esto aunado a que el sitio de intercambio y reventa de boletos StubHub documentó que para el Super Bowl LV, el 92 por ciento de sus compras fueron de Estados Unidos.
