Una situación insólita se dio en el segundo tiempo del clásico entre Olympique de Marsella y PSG, en el Stade Velodrome, por la Ligue 1. A los 72 minutos de juego, cuando Lionel Messi encabezaba un contragolpe en velocidad, un intruso saltó al campo e interrumpió la inspiración del argentino. Debió intervenir la seguridad para que el cotejo pudiera reiniciarse.
El delantero, con el dorsal N° 30, corrió desde la derecha al centro con el campo abierto y Gueye proyectándose por el carril, ofreciéndose para la apertura y el centro, o para llevarse la marca y propiciar el enganche de la Pulga hacia el centro para el remate. Sin embargo, Leo puso el freno, retrocedió y tocó hacia atrás, cuando tenía otras opciones. La respuesta a su actitud estaba en el aficionado que apareció desde atrás de uno de los arcos: el hombre se le acercó, lo tomó de uno de los hombros y le habló. Enseguida intervinieron los agentes, mientras el punta se alejaba de la escena.
A Leo, de 34 años, la situación le generó incomodidad y fastidio, dado que le cortó una acción potencialmente peligrosa, en un momento del partido complejo, dado que el PSG se había quedado con 10 hombres por la expulsión de Hakimi, a instancias del VAR.
El partido se jugó en una verdadera caldera, con los aficionados del Marsella generando un clima hostil para el PSG. Messi fue el más silbado a la hora de los anuncios de las formaciones. Y cada tiro de esquina fue una tortura para el conjunto visitante. De hecho, Neymar y Leo tuvieron que correrse en más de una oportunidad para esquivar la lluvia de proyectiles. En cada envío, agentes de seguridad, con escudos y redes, los rodearon para que los objetos contundentes no impactaran en su humanidad.
En el contexto de un encuentro intenso, de ida y vuelta, parejo, pero que ofreció dificultades para ambos elencos al momento de elaborar jugadas de riesgo, Mauricio Pochettino apostó por el cuarteto de estrellas conformado por Ángel Di María, Lionel Messi, Neymar y Kylian Mbappé, más Verratti por detrás de ellos. Sin embargo, la plena concentración de los orientados por Sampaoli impidió el cierre de varias acciones con aroma a gol.
La Pulga contó con dos chances favorables para convertir. Primero, a los 26 minutos, con un cabezazo franco, dentro del área chica, que no logró direccionar, le salió al medio y propició la atajada del arquero Pau López. La situación se dio tras un centro de di María que rebotó y desorientó a sus adversarios. Luego, con una combinación con Mbappé, muy parecida a la que terminó en grito ante el Manchester City, por la Champions League. Pero, esta vez, su remate se fue ancho.
Las principales acciones del clásico
Además, Messi le regaló dos asistencias ajustadas a Mbappé, una en cada tiempo. En una, no logró controlar con seguridad y se le fue larga, cuando llegaba a las barbas del arquero. En la otra, Saliba le arañó la pelota justo cuando se acomodaba para definir.
Y en una jugada que podía resultar clave… El intruso se vistió del mejor defensor del Olympique de Marsella, para asegurar el 0-0.