El Barcelona comenzó a sentir la partida de Lionel Messi. Sin el mejor jugador del mundo, quien mañana tendrá su estreno en la Champions League con el PSG, el conjunto catalán recibió una paliza en el Camp Nou frente al Bayern Múnich en el primer compromiso del Grupo E.
Los goles de Thomas Müller y Robert Lewandowski (el polaco festejó por duplicado) sellaron el 3 a 0 definitivo que dejó al equipo alemán en la cima de la zona y al combinado español en el fondo, dado que el Benfica y el Dinamo de Kiev, los otros integrantes de la fase inicial, igualaron 0 a 0 y sumaron un punto cada uno.
Pero más allá del resultado, lo más preocupante en el elenco que lidera Ronald Koeman fue su pobre producción: el Culé terminó un partido sin realizar ni un solo remate al arco por primera vez en toda la historia de la Champions League. Las estadísticas son indiscutibles: mientras los conducidos por Julian Nagelsmann tuvieron 17 intentos, de los cuales 7 tuvieron destino de red y 3 concluyeron en festejos; los catalanes solo lograron disparar en 5 ocasiones pero ninguno fue a la valla defendida por Manuel Neuer.
Además, el mapa de calor reflejó que el pleito se disputó mucho más cerca de la zona de Marc André ter Stegen y la posesión dividida entre un 52% contra un 48% fue un espejismo carente de sentido; porque de nada sirve tener la pelota cerca de tu guardameta si no se puede generar peligro.
El Bayern Múnich, siempre favorito en la competición, dominó al equipo blaugrana y estuvo en condiciones de estirar la diferencia de no haber sido por las intervenciones de Ter Stegen. Los hinchas de Barcelona observaron preocupados el rendimiento de un equipo sin reacción ni juego y añoraron aún más a Messi.