Este jueves en Inglaterra se repitieron las imágenes que habían sucedido el 2 de mayo, cuando miles de aficionados del Manchester United lograron que se suspendiera el partido ante el Liverpool por la Premier League. En esta ocasión, en la previa del duelo pendiente entre ambos conjuntos, los fans no lograron que se pospusiese, pero sí hicieron lo posible para evitar que el bus que trasladaba a los jugadores llegara a destino.
Cientos de seguidores del conjunto rojo se unieron para reclamar la salida de los dueños actuales del equipo, la familia Glazer, en la puerta de Old Trafford en la previa del partido ante el conjunto de Jürgen Klopp, correspondiente a la fecha 34 de la Premier League. La congregación incluyó bengalas de humo y banderas contra los directivos, además de los típicos cánticos contra ellos.
Para impedir que se repitiera la escena de haces semanas, varios jugadores del United llegaron al estadio hasta seis horas antes del inicio del partido, en contraste con el tradicional viaje que hace la escuadra después de reunirse en el Lowry Hotel. De esta manera se buscó evitar la marcha.
Sin embargo, el inconveniente surgió cuando el que arribó al recinto fue el autobús del Liverpool. Allí, los aficionados lograron romper el cordón de los agentes de seguridad y bloquearon el avance del vehículo. Además, según los reportes, habían logrado desinflar las ruedas de uno de los micros, pero ése no era el que llevaba a los futbolistas.
A su vez, los fervientes seguidores del United utilizaron sus propios automóviles particulares para bloquear el camino del bus del Liverpool, según las imágenes que se viralizaron en las redes, por lo que el vehículo se demoró bastante en llegar a destino.
El objetivo de los manifestantes es que los actuales dueños abandonen la institución. En un contexto que ha sido siempre tenso con la familia estadounidense Glazer, propietaria del club, el reciente episodio del proyecto de Superliga europea, en la que estaban implicados los Red Devils, ha elevado la presión. El club anunció, poco después de abandonar la Superliga, la marcha a final de año de Ed Woodward, el vicepresidente ejecutivo y representante de los Glazer, símbolo de todos los males para los hinchas.
Pese al intento de los aficionados por suspender el partido, los buses de ambos conjuntos pudieron llegar a Old Trafford y el partido se disputará, a diferencia de lo que sucedió el 2 de mayo. En aquella ocasión la convocatoria había sido de miles de hinchas y varios habían logrado incluso saltar al campo de juego.
Las protestas contra la familia estadounidense Glazer, que compró el United en 2005, se reavivaron después su participación en un fallido intento de crear una Superliga europea separatista. El propietario y copresidente de la institución, Joel Glazer, ha prometido que se reunirá con grupos de socios para discutir sus preocupaciones.