Es una de las dos carreras más importantes del automovilismo estadounidense y suele abrir el campeonato de la NASCAR, la categoría de autos con techo más relevante de Norteamérica. Se trata de las 500 Millas de Daytona que ayer corrió su 63ª edición. Luego de una polémica definición en los últimos metros, se impuso Michael McDowell (Ford), quien ganó por primera vez en el mítico óvalo 500. Este fue su debut triunfal en la serie principal de la NASCAR (son tres en total) luego de 358 competencias,
Como es habitual en las carreras de esta divisional, no pudo faltar el denominado “Big Ones”, que es el múltiple accidente que suele darse en los curvones peraltados de los óvalos. En esta ocasión llegó en la vuelta 14 de 200, donde 17 autos se vieron involucrados. A menos de 45 minutos desde que ondeó la bandera verde de largada, al entrar en la curva 3, Kyle Busch (Toyota) empujó la parte trasera de Christopher Bell (Toyota), que luego golpeó la parte trasera de Aric Almirola (Ford).
Almirola perdió el control de su auto y fue hacia la línea de coches que venían en la otra fila, lo que provocó un enorme choque en cadena. Entre los que sufrieron grandes daños y quedaron fuera de la contienda por la victoria estuvieron el autor de la pole Alex Bowman (Chevrolet), el propio Almirola, Ryan Blane (Ford), el mexicano Daniel Suárez (Chevrolet), David Ragan (Ford) y Ryan Newman (Ford).
“Nos sacaron demasiado pronto. Es una carrera muy, muy larga”, dijo Almirola. “Estábamos en una buena posición, girando entre los dos o tres primeros y (Bell) vino y me golpeó muy fuerte en un mal lugar. Me hizo girar hacia la derecha, destrozó nuestro coche y terminó nuestra carrera demasiado pronto”, agregó.
Ragan, cuya participación en las 500 es su única salida prevista de la temporada 2021, calificó la situación de “desafortunada”. Acentuó que “nunca he conocido a un piloto que haya dicho: ‘Voy a comenzar esta carrera de 500 millas y simplemente ser súper agresivo’. Todos hablamos de dar y recibir y de llegar al final, pero parece que nadie lo hace una vez que sale”.
“Es frustrante que todo el mundo esté empujando y empujando, y acabo de ver (a Bowman) ser doblado y cada vez que alguien choca entre los cinco o seis primeros destroza muchos coches”, concluyó Ragan.
Por si esto fuera poco, un rayo que cayó en la zona obligó a sacar bandera roja y a suspender la carrera durante un mínimo de 30 minutos antes de que algunos de los vehículos dañados por el fragor de la lucha llegaran a los boxes.
“Obviamente, teníamos un Camaro muy rápido. Los Chevrolet estaban trabajando bien juntos; con suerte un Chevy todavía termina en el Victory Lane”, dijo Bowman. “Me quito el sombrero ante todos en Hendrick Motorsports; han construido unos coches de carreras realmente rápidos. Odio que las carreras de súper óvalos funcionen así a veces, pero eso es parte del juego”, subrayó.
Sin embargo, hubo más emociones fuertes y los corazones se detuvieron en la última vuelta donde otro choque, sin tantos coches afectados pero no menos espectacular por el fuego en algunos de ellos, definió la carrera.
Joey Logano (Ford) lideró las últimas 25 vueltas, pero su compañero de equipo de Ford, Brad Keselowski (Ford), lo tocó a Logano y pegado a éste, McDowell, que era tercero y pasó a la punta cuando la bandera amarilla terminó la carrera. Detrás hubo más fierros rotos, pero al igual que el incidente inicial los pilotos no sufrieron consecuencias físicas.
Las autoridades analizaron lo que pasó durante casi diez horas y decidieron que McDowell no fue responsable del accidente y le fue otorgado el triunfo.
Chase Elliott (Chevrolet) terminó segundo seguido por Austin Dillon (Chevrolet), Kevin Harvick (Ford) y Denny Hamlin (Toyota).
La NASCAR Cup arrancó su temporada regular de 26 carreras donde los mejores clasificados se disputarán la corona en los Playoffs, que son otras diez competencias.
La próxima fecha será el próximo domingo, otra vez en Daytona, aunque con la disputa de las O’Reilly Auto Parts 253.