El gobierno de Estados Unidos expresó este sábado su profunda preocupación con respecto a la investigación que está llevando a cabo un equipo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre el terreno, en la localidad china de Wuhan, cuyas conclusiones preliminares invitan a descartar que el origen del nuevo coronavirus pueda ser sintético.
«Estamos profundamente preocupados sobre la manera en que las conclusiones iniciales de la investigación sobre el COVID-19 fueron divulgadas y tenemos preguntas sobre cómo llegaron a ellas», señaló en un comunicado el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan.
China debe compartir sus datos recolectados en los primeros días del brote»
Jake Sullivan, asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca
El funcionario sostiene que, en este momento, es «fundamental» proteger la «credibilidad» de la OMS y señala que, la decisión de la Administración Biden de mantener a Estados Unidos en la organización implica que debe exigirle que se someta a los «más altos estándares».
El equipo internacional dirigido por la OMS completó esta semana una visita a China, donde investigaron los orígenes del COVID-19 y realizaron una visita al Instituto Wuhan de Virología, donde algunos han especulado que el virus podría haberse originado.
En una conferencia de prensa antes de partir de China, el científico de la OMS Peter Ben Embarek comentó a los periodistas que sus hallazgos iniciales les llevaron a creer que era muy improbable que el virus se hubiera originado en un laboratorio.
Este viernes, el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, aseguró que todas las opciones permanecen sobre la mesa. «Habiendo hablado con algunos miembros del equipo, deseo confirmar que todas las hipótesis permanecen abiertas y requieren más análisis y estudios», dijo en rueda de prensa desde Ginebra.
Sin embargo, las palabras de Ben Embarek han resonado en Estados Unidos, país que el año pasado, bajo el mandato del entonces presidente, Donald Trump, anunció su salida de la organización alegando que era demasiado complaciente con Beijing.
En este sentido, Sullivan insistió en su comunicado: «Para mejor entender la pandemia y así prepararnos para la siguiente, China debe compartir sus datos recolectados en los primeros días del brote. De ahora en adelante, todos los países, incluido China, deben participar en un proceso solido y transparente para evitar y responder a emergencias sanitarias».