El régimen de Venezuela amplió la grieta con la iglesia local y el Vaticano al rechazar el nombramiento del cardenal Baltazar Porras, ex arzobispo de Mérida, como nuevo titular de la arquidiócesis de Caracas.
Ese puesto esta vacante tras la aceptación de la renuncia por edad del cardenal Jorge Urosa Savino. Pero el gobierno de Nicolás Maduro mantiene un conocido rechazo por el nuevo arzobispo y lo considera “principal enemigo eclesiástico”. Por eso, no le concedió el ‘placet’ preceptivo, para que pudiese ser nombrado oficialmente al frente de la iglesia de la capital venezolana.
El traspié no impidió que el Papa colocara a su enviado. Para esquivar la objeción del régimen chavista decidió nombrar a Porras con un puesto alternativo, según informa el especialista José Manuel Vidal en la publicación Religión Digital. En efecto –agrega-, Roma utilizó la fórmula del “administrador apostólico”, para saltarse la prohibición del gobierno. Porras tomó posesión ayer de su nuevo cargo, pero con todos los poderes. De hecho, en la carta que envió el Papa con su nombramiento, dice que monseñor Porras tiene todas las funciones que le corresponden a un obispo titular.
El nombramiento de Porras, un duro crítico del régimen, es un dato político importante porque enfila al Vaticano con la línea dura que ha venido presentando el episcopado en Venezuela contra los abusos del régimen chavista. En momentos de una fuerte polémica entre la iglesia y Maduro, el Vaticano decidió respaldar en 1017 un diálogo con la oposición que el gobierno chavista utilizó exclusivamente para esquivar las presiones para llamar a un referéndum revocatorio, como estipula la Constitución, y luego adelantar los comicios presidenciales impidiendo a la oposición presentarse. Porras denunció entonces que Maduro utilizó “mediatamente” al pontífice durante el encuentro que sostuvo con el Papa en el Vaticano.
La iglesia venezolana ha llegado al punto de llamar en las misas a la desobediencia civil denunciando la corrupción rampante y la masacre de jóvenes en las calles que se alzaron el año pasado contra el régimen considerado en la región como una dictadura cívico militar tradicional.
Porras ha cuestionado en diversas ocasiones a Maduro y sus funcionarios, sosteniendo que “no podemos acostumbrarnos a la muerte. Debemos condenar la impunidad”, dijo.