Luego de la aplastante presentación por 4 a 0 frente al Villarreal, el Barcelona se trasladó a Vigo para confirmar su extraordinario comienzo en La Liga frente al Celta, un duro rival que siempre le brinda serias complicaciones en Balaídos. Los antecedentes de 5 años sin victorias en territorio gallego eran una muestra de ello.
La intensa lluvia aportó una cuota de dramatismo al espectáculo. Y las constantes triangulaciones que involucraron a Lionel Messi, De Jong y Jordi Alba llevaron el duelo a la zona de Iván Villar. Un remate de media distancia de Griezmann y alguna aparición de Coutinho representaron las amenazas que efectivizó Ansu Fati a los 10 minutos del primer tiempo. Del mismo modo que ocurrió en el choque frente al Submarino Amarillo, el joven de 17 años abrió la cuenta para el Culé.
La acción que fue de izquierda a derecha (y volvió de derecha a izquierda) concluyó con el puntazo diestro del canterano que promete consolidarse como el heredero de La Pulga. El Blaugrana brillaba y se olvidaba de todos los conflictos internos que atravesó durante el verano europeo.
Cuando parecía que el dominio era absoluto en favor del conjunto catalán, las cosas se complicaron antes de la llegada del descanso. Aquel tiro de esquina en el que el astro rosarino casi convierte un gol olímpico y las constantes asociaciones compuestas por Jordi Alba, Busquets y Leo fueron parte del pasado cuando Carlos del Cerro Grande le enseñó la segunda cartulina amarilla a Lenglet. El severo y exagerado castigo del colegiado motivó a Ronald Koeman a sacrificar a Griezmann para darle el ingreso a Ronald Araújo. Con el uruguayo, el entrenador de los Países Bajos buscó la marca que perdió con la expulsión del central francés.
En la reanudación del pleito el mejor jugador del mundo expuso su jerarquía. Con una extraordinaria maniobra individual, en la que desarticuló a la defensa local, extendió la diferencia a dos goles. Una obra propia de Messi. A pesar de la inferioridad numérica, la potencia de Cataluña justificaba la victoria gracias a la calidad de sus talentos y su punzante andamiaje colectivo.
Una pared con Coutinho y una improvisación perfecta en la que se sacó a tres hombres de encima conformaron la conquista de Leo. Técnicamente, la transmisión oficial le dio el tanto a Olaza contra su propia puerta, pero la realidad es que la pelota llegó a la red gracias al genio que viste la Diez en su espalda.
Cuando faltaban 15 minutos, el Celta pudo llegar al empate. Un remate de Nolito desactivado por Neto le dejó servido el grito a Baeza, quien definió de primera buscando el primer palo del arquero. Sin embargo, el sacrificio de Sergi Roberto fue la clave para evitar el gol, ya que el lateral consiguió desviar el tiro del atacante, que impactó contra el travesaño antes de salir al córner. El Barcelona no quería sufrir en Galicia. Y no sufrió. Incluso cerró su show con el festejo de Sergi Roberto.
Los de Ronald Koeman sumaron su segunda victoria consecutiva en el amanecer del campeonato doméstico y terminó con una sequía de 5 años sin triunfos en Balaídos. Su próximo compromiso será el Sevilla, otro de los equipos que mantiene puntaje ideal y sueña con dar pelea en un certamen que tiene la hegemonía del Blaugrana y el Real Madrid.