El presidente estadounidense, Donald Trump, aceptó este jueves la nominación del Partido Republicano para optar a un segundo y último mandato presidencial en las elecciones del 3 de noviembre, en las que se enfrentará al aspirante demócrata, el exvicepresidente Joe Biden.
Desde el jardín sur de la Casa Blanca y ante unas 1.000 personas, Trump dijo que Biden es “débil” y que su Presidencia amenazaría la economía, la seguridad, su “modus vivendi” y hasta lo más sagrado: el sueño americano.
“Estas son las elecciones más importantes de la historia de este país (…). Estas elecciones decidirán si salvamos el sueño americano o si permitimos que una agenda socialista demuela nuestro querido destino”, dijo el presidente, quien aseguró que Biden llevará a la Casa Blanca un “movimiento represor”.
Trump dedicó la mayor parte de su discurso, que duró una hora y 11 minutos, a pintar un panorama desolador en caso de que los demócratas le arrebaten el poder, en las elecciones de noviembre arrinconando a un segundo plato sus planes para un segundo mandato.
“Con el corazón lleno de gratitud y un optimismo sin límites, acepto profundamente esta nominación para la Presidencia de Estados Unidos”, dijo Trump, al que introdujo en su discurso, tal y como hizo hace cuatro años, su hija Ivanka Trump.
“Esta es la elección más importante en la historia de nuestro país”, agregó.
Sobre el coronavirus dijo que “están enfrentando al enemigo (la pandemia)”. “Fabricaremos una vacuna antes de fines de año o quizás antes. Derrotaremos al virus”, dijo.
“Para salvar tantas vidas como sea posible, nos centramos en la ciencia, los hechos y los datos”, afirmó el mandatario, al asegurar que el plan de los demócratas conduciría a “sobredosis, depresión, alcoholismo, suicidios, infartos y devastación económica”, agregó.
Trump, aseguró que, si es elegido, su rival en las elecciones llevará a la Casa Blanca un “movimiento represor” y “socialista” que “demolerá” el destino de EE.UU. y el sueño americano.
“Estas son las elecciones más importantes de la historia de este país (…). Estas elecciones decidirán si salvamos el sueño americano o si permitimos que una agenda socialista demuela nuestro querido destino”, dijo Trump.
Trump resaltó los grandes logros de su gobierno y se mostró como el presidente del pueblo. “No he hecho otra cosa que pelear por ustedes”, dijo. “Hice lo que el establishment político nunca se esperaba, cumplí mi promesa”.
“No he hecho otra cosa que pelear por ustedes”, dijo. “Hice lo que el establishment político nunca se esperaba … Cumplí mi promesa”.
El mandatario se refirió a la construcción del muro en la frontera con México y dijo que “está funcionando mejor de lo que nunca nos imaginamos”.
“Hemos construido 300 millas de muro fronterizo y estamos construyendo 10 millas por semana”, dijo. “EL muro pronto estará terminado y está funcionando mejor de lo que nunca nos imaginamos”.
Trump vinculó a Biden con China y afirmó que el régimen chino quiere “desesperadamente” que el ex vicepresidente demócrata gane las elecciones.
“China apoya a Biden y quiere desesperadamente que gane. China sería dueño de este país si Biden saliera elegido”, dijo.
Luego agregó: “China permitió la propagación (del virus) por todo el mundo”. “Ellos hubieran podido pararlo pero dejaron que saliera”.
Trump defendió su estrategia frente al coronavirus, que se ha cobrado ya más de 180.000 muertes en el país, y dijo que el plan de Biden,“no es una solución, es una rendición”.
“Mi Gobierno tiene un enfoque diferente. Para salvar tantas vidas como sea posible, nos centramos en la ciencia, los hechos y los datos”, aseguró
Trump criticó el plan migratorio de Biden y dijo que el demócrata es débil en materia inmigratoria.
“Su plan pide la suspensión de todas las deportaciones de los inmigrantes ilegales, la implementación de la estrategia de agarrar y soltar (detenidos) y dar gratuitamente a los inmigrantes ilegales un abogado pagado con fondos de los contribuyentes”, dijo Trump.
“Biden también apoya las ciudades santuario y protecciones para los inmigrantes criminales”, agregó.
Desde los jardines de la Casa Blanca, se presentó como el guardián de los valores estadounidenses al cerrar un cónclave partidario celebrado en gran parte en formato virtual, pero que nunca dejó de ser un espectáculo sobre Trump.
Los fuegos artificiales pusieron fin a la velada después de que durante cuatro días un desfile de acólitos lo elogió como un virtuoso económico, defensor de la vida y de Dios, y firme en la aplicación de la ley y el rechazo al “socialismo”.
Pero la segunda nominación del magnate republicano, de 74 años, llegó en medio de una crisis sanitaria, económica y social sin precedentes, con más de 179.000 muertos por COVID-19, 10,2% de desempleo, y masivas manifestaciones contra el racismo y la brutalidad policial.
Las protestas, salpicadas por actos de violencia, tienen en vilo a Kenosha, una pequeña ciudad en Wisconsin, donde el domingo un policía blanco le disparó por la espalda a un joven negro, Jacob Blake. Y el miércoles, un adolescente blanco, supuestamente partidario de Trump, fue detenido sospechoso de matar a dos personas y herir gravemente a una tercera durante enfrentamientos la noche del martes.
Mientras los demócratas han denunciado “racismo sistémico” en las fuerzas policiales, Trump prometió “restaurar la LEY y el ORDEN”.
“No toleraremos saqueos, incendios provocados, violencia y anarquía en las calles estadounidenses”, tuiteó, sin mencionar hasta ahora lo ocurrido a Blake.
Trump se presentó como “el único que se interpone entre el sueño americano y la anarquía, la locura y el caos totales”.
Los estadounidenses “no van a estar a salvo en un Estados Unidos gobernado por Joe Biden”, dijo Pence.
Los demócratas también acusan a Trump de negligencia en la gestión de la pandemia.
El mensaje de Trump sobre este tema generó expectativa, dado que estuvo casi totalmente ausente de la convención excepto por las palabras de compasión de la primera dama, Melania, quien reconoció el martes el impacto del “enemigo invisible” y el dolor y angustia que ha generado.
Rezagado en las encuestas en estados clave para ganar la elección, y con 58,2% de los estadounidenses no conformes con su manejo de la COVID-19, según el sitio web FiveThirtyEight.com, no sorprendió que Trump atacara de forma vehemente a su rival demócrata.
Entre las estrellas de la noche estuvieron presentes dos asesores muy cercanos del presidente: su hija mayor Ivanka Trump, y el exalcalde de Nueva York Rudy Giuliani.
Ivanka Trump su padre durante la Convención Nacional Republicana, tal y como hizo cuatro años atrás, al destacar que su Presidencia “ha cambiado Washington”.
“Nuestro presidente se niega a renunciar a sus creencias para ganar puntos con la elite política. Para mi padre, ustedes (el pueblo) son la elite. Washington no ha cambiado a Donald Trump, Donald Trump ha cambiado Washington”, dijo Ivanka en su discurso desde el jardín sur de la Casa Blanca.
“Reconozco que el estilo de comunicación de mi padre no es del gusto de todos. Y sé que sus tuits pueden no tener filtro. Pero los resultados hablan por sí mismos”, dijo la hija del mandatario.
“Mientras nuestra nación atraviesa este duro momento, rezo por las familias que han perdido a sus seres querido, y por aquellos que batallan contra el coronavirus”, dijo Ivanka.
“La gente -agregó- lo ataca por ser poco convencional, pero lo amo por ser real y lo respeto por ser efectivo”.
La hija favorita del presidente aludió en diversas ocasiones a su discurso hace exactamente cuatro años, durante la Convención Nacional Republicana de 2016 celebrada en Cleveland, donde también tuvo el papel de introducir a su padre.
“Hace cuatro años les dije que lucharía junto a mi padre y cuatro años después, ¡aquí estoy!”, afirmó Ivanka Trump.
La hija y asesora del presidente defendió que su padre “tiene fuertes convicciones, sabe en lo que cree y dice lo que piensa”.
La gran final de la convención republicana no estuvo exenta de polémica. Elegir la Casa Blanca como telón de fondo del discurso de Trump desdibuja las líneas tradicionalmente respetadas entre las funciones del presidente y los actos del candidato.
Los demócratas han dicho incluso que viola la Ley Hatch, que prohíbe a los funcionarios federales participar en actividades políticas en propiedades gubernamentales.