El United sesteó en Old Trafford frente a un osado LASK al que poco le importó tener imposible la remontada en Manchester. No renunció a su propuesta ni se dejó arrollar ante el cuadro de un Solskjaer que dio minutos a todos. Se vio la mitad de la mitad de un equipo que con la unidad B le bastó para ganar, aunque precisó de la aparición de Martial al final para confirmar un triunfo que le da acceso a la fase final de la Europa League (2-1). En cuartos de final le espera el Copenhague.
Tuvo tintes de amistoso de lujo, escenario propicio para un United en el que se vio fuera de forma a más de uno. McTominay ha perdido calidad en el toque y el equipo estuvo deshilachado, quizá porque Solskjaer ha abusado tanto de unos pocos que el resto se siente menos rodado. Tanto que no hubo noticias en el primer tiempo más allá de un remate al larguero pero de Andrade, central de un LASK que llegó a Inglaterra dispuesto a disfrutar de su primera vez en Old Trafford.
Un premio al esfuerzo realizado hasta llegar a Manchester, refrendado en un lugar con el peso de la cancha del United. Wiesinger anotó un tanto extraordinario, un remate combado desde la frontal que sorprendió a Romero. Ajustado, a la escuadra, intrascendente en el contexto de la eliminatoria pero un aviso al cuadro de Solskjaer, perezoso en una noche en la que no se esperaba el milagro por parte del LASK. La diferencia entre ambos y el 0-5 de la ida era insalvable.
Por si quedara alguna duda, el United reaccionó de inmediato y empató en una transición fugaz en la que Mata citó a Lingard al espacio. A falta de minutos el español se reivindica con asistencias, también a Martial, autor del tanto de la remontada. Solskjaer quiso amarrar el triunfo e introdujo al ariete francés, que puso la firma a un resultado incluso hasta inmerecido ante un LASK que se fue de Manchester con otra derrota pero con buen sabor de boca, satisfecho por su atrevimiento.