Fue considerado artista por algunos, loco por otros y vagabundo, en ocasiones. Esta es la historia de Miroslav Tichý, era un vagabundo que juntaba basura de cualquier tipo, el vivía en República Checa, su gran ingenio y don para la fotografía lo llevaron a exhibir sus imágenes en las principales salas de museos del mundo, es por eso que se hizo viral y hoy te vamos a contar sobre él.
Tras la Segunda Guerra Mundial el hombre comenzó a estudiar en la Escuela de Bellas Artes de Praga. Sin embargo, en 1948, cambiaron las modelos que posaban para los estudiantes por obreros, fue así que decidió abandonar definitivamente la escuela y durante décadas fue un vagabundo.
La historia de Tichý podría parecerse a la de muchos artistas, pero su gran historia no concluyó ahí, pues el genio comenzaría a hacer algo sorprendente, ya que desde su rol de indigente, empezó a recolectar toda clase de desechos, fue así que construyó una cámara fotográfica. Aunque resulta increíble fue realmente cierto, en una pequeña caja metálica cubrió con brea para impedir el paso de la luz sobre la película, un tubo de cartón o metal, con unos vidrios pulidos por él mismo que hacen de lente, un botón de disparo improvisado con otros elementos hechos con fragmentos de basura.
Saben que los fotógrafos tienen unas herramientas que adaptan a ciertas necesidades, y de tal condición Tichý se las ingenió para la creación de otra serie de cámaras, cada una de ellas con características diferentes. Sus fotografías cuentan historias de mujeres que caminaban, descansaban en el parque, tomaban el sol en la piscina o subían a un autobús.
Las fotografías que revelaba tenían un aspecto borroso, a veces sobrexpuestas, con rayaduras, impresas sobre papeles rasgados, enmarcadas en ocasiones con simples cartones. Son características que solo él tenía. También se notaba la carga sensual en la mirada de este voyeur, era todo un ladrón de pequeños momentos que se quedaban plasmados en su hermoso trabajo.
En el año 2000 aparece Harald Szeemann, lo descubre y organiza su exposición en la Bienal de Arte Contemporáneo de Sevilla. A partir de ese momento gozó de enorme prestigio y sus trabajos recorrieron las salas de Madrid, Palma de Mallorca, París o en el prestigioso ICP de Nueva York.