Las autoridades australianas declararon este jueves el estado de emergencia durante siete días en el estado de Nueva Gales del Sur, cuya capital es Sídney, después de que se registraran temperaturas récord que favorecen los incendios gigantescos.
La primera ministra de este estado del sudeste de la isla continente, Gladys Berejiklian, justificó la decisión por “condiciones meteorológicas catastróficas”. Es la segunda vez que se declara el estado de emergencia en Nueva Gales del Sur desde el comienzo de la temporada de incendios en septiembre.
Un centenar de fuegos forestales asolan Nueva Gales del Sur desde hace semanas, de los cuales la mitad siguen sin control, provocando nubes de humo tóxicas que alcanzaron Sídney, la ciudad más grande de Australia.
Este martes ha sido, según la Oficina Meteorológica Nacional, el día más caluroso en Australia desde que se dispone de datos, con un promedio nacional de las temperaturas máximas de 40,9 °C. El récord anterior se remonta a enero de 2013 y fue de 40,3 °C, recuerda la oficina.
Más de 2.000 bomberos luchan contra el fuego con la ayuda de militares y de equipos de otras partes del país y de Canadá.
“Emergencia de salud pública”
Un equipo de intervención rápida de un centenar de hombres está en alerta, listo para desplegarse en los focos más peligrosos «dada la magnitud y complejidad de algunos de estos incendios, y las condiciones climáticas extremas previstas para el día «, afirmó Shane Fitzsimmons, jefe del servicio rural de incendios de Nueva Gales del Sur.
En la zona de Sídney se esperan las peores condiciones, con temperaturas abrasadoras y un índice de riesgo de incendio muy alto, precisó Fitzsimmons.
Las organizaciones médicas advirtieron el lunes de que Sídney se enfrenta a una “emergencia de salud pública” por los gases tóxicos que envuelven la ciudad desde hace semanas.
Los hospitales han constatado un aumento significativo de pacientes en el servicio de urgencias con problemas respiratorios, y un incremento del 80% en los ingresos el 10 de diciembre, cuando la calidad del aire fue la peor de los últimos días.
Además más de 70 incendios hacen estragos en el estado de Queensland, al norte de Nueva Gales del Sur, incluido uno en Peregian, cerca del centro turístico de Noosa, en la costa. El sur y el oeste de Australia también son pasto de las llamas.
Al menos tres millones de hectáreas se han quemado en las últimas semanas. Seis personas murieron y más de 800 casas fueron destruidas.
Los científicos señalan que este año los incendios han llegado antes y han sido más violentos de lo habitual debido a la sequía récord provocada por el calentamiento global. Los matorrales están muy secos, lo que propicia el fuego. Algunas ciudades se están quedando sin agua potable.
Los activistas del clima apuntan el dedo acusador contra el gobierno conservador por ser reacio a tomar medidas contra el calentamiento global para proteger las importantes exportaciones de carbón del país.
Australia también fue uno de los países más reticentes a adoptar en Madrid un acuerdo sobre la reducción de los gases de efecto invernadero en la reciente conferencia de la ONU sobre el cambio climático (conocida como COP25).
Activistas ecologistas han previsto una marcha hasta la casa del primer ministro, Scott Morrison, en Sídney para exigir una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.Y critican que actualmente se encuentre de vacaciones en el extranjero.