El fiscal general de Israel, Avijai Mandelblit, acusó este jueves al primer ministro en funciones, Benjamin Netanyahu, de fraude, cohecho y abuso de confianza en tres casos de corrupción, según informó en un comunicado el Ministerio de Justicia.
La acusación llega en pleno bloqueo político en Israel y sin nuevo gobierno desde las elecciones de septiembre, lo que aleja a Netanyahu de seguir en el poder tanto en una eventual repetición electoral como ante el proceso abierto en el Parlamento para formar Ejecutivo. Solo unas horas atrás, el presidente Reuven Rivlin ordenó al Parlamento que encuentre un primer ministro, después de que ni Netanyahu ni su rival Benny Gantz lograran formar gobierno tras las elecciones de septiembre.
La investigación incluye el «caso Bezeq”, el más delicado para el mandatario. La justicia sospecha que Netanyahu otorgó favores gubernamentales que podrían haberle reportado millones de dólares al jefe de la empresa de telecomunicaciones Bezeq, a cambio de una cobertura mediática favorable en uno de los medios del grupo, el portal Walla.
Netanyahu ha negado vehementemente todas las acusaciones, calificando la investigación de la corrupción de “caza de brujas” y alegando que ha sido motivada por el deseo de sus enemigos de obligarlo a dejar su cargo.
La Ley Básica israelí, con rango constitucional, no fuerza a un primer ministro a dejar su posición hasta que no haya una condena firme. Además, un jefe de Gobierno tiene la opción de pedir inmunidad al Parlamento, algo que debe debatir un comité creado para ello. La acusación de cohecho, que implica una “depravación moral”, tendrá un impacto en la imagen pública del líder conservador.
El Instituto para la Democracia de Israel planteaba como un posible escenario la “rebelión interna” en el Likud, lo que facilitaría el acuerdo de unidad entre este y Azul y Blanco, liderado por el ex jefe del Estado Mayor Benny Gantz.
No Jodais a los Hijos de Judea, que no veis que ya estan Jodidos