El volcán de Cumbre Vieja, en la isla canaria de La Palma, que entró en erupción el 19 de septiembre, ha frenado notablemente su actividad la mañana de este lunes. Así, durante estas horas ha compaginado momentos de calma y tranquilidad, en los que no ha expulsado lava, ceniza o gases, con otros instantes en los que se ha producido la expulsión de ceniza oscura o humo gris claro.
Además, desde el área circundante a las bocas del volcán se ha observado que remitía el rugido intenso que había acompañado a la erupción en estos ocho días y se podían volver a oír sonidos de la naturaleza como el trino de los pájaros.
Sin embargo, poco después de las 12 de la mañana la actividad ha vuelto a las bocas del volcán y de nuevo ha comenzado la emisión de lava y gases.
Ante este escenario, los científicos piden cautela, las nuevas señales no son inequívocas y podrían dar lugar a diferentes posibilidades, las más probables son que la lava haya encontrado un tapón en su camino hacia la superficie o bien que se esté terminando el reservorio magmático y la erupción esté tocando a su fin.
Las coladas siguen su avance
Por otro lado, las coladas de lava aumentaron su velocidad hace dos días y han avanzado en su camino hacia el mar, por lo que en la actualidad de encuentran a alrededor de 800 metros de la costa atlántica, aunque su ritmo ha vuelto a ralentizarse en las últimas horas.
Sin embargo, como precaución, las autoridades locales han decretado el confinamiento de cuatro núcleos urbanos: San Borondón, Marina Alta, Marina Baja y La Condesa, ubicadas en la zona costera del municipio de Tazacorte. En este sentido, preocupan también las nubes de ceniza que podrían provocar problemas respiratorios.
Fenómeno habitual
Los científicos ya han explicado que los parones en la actividad son un fenómeno habitual en una erupción estromboliana, como es la que está teniendo lugar en la isla de La Palma, a aproximadamente 85.000 habitantes. Por ello, piden paciencia y esperar a ver cómo se desarrolla la situación, antes de dar por acabada la erupción volcánica.
De hecho, una erupción estromboliana se caracteriza precisamente por erupciones explosivas separadas por periodos de calma de extensión variable.
En este contexto, durante la mañana se han estado barajando varias hipótesis. Después de que el volcán haya vuelto a rugir parece que una de ellas, la de que estaríamos asistiendo al final de la erupción, parece descartada.
La posibilidad más probable, según los expertos, es que el colapso de parte del edificio volcánico hubiera producido un taponamiento temporal en el camino de salida de la lava, y que ésta haya vuelto a reabrir una ruta viable dando lugar a la continuación de la erupción.
Otra de las hipótesis, todavía no descartada, es que el centro de la erupción se trasladara a otro punto de la isla, una posibilidad preocupante, puesto que en ese caso se asistiría al nacimiento de una nueva fisura en la corteza terrestre, lo que en la práctica sería como tener una nueva erupción.
500 edificios destruidos y 220 hectáreas arrasadas
Desde que entró en erupción el volcán de Cumbre Vieja, el pasado 19 de septiembre, su lava, a una temperatura de más de 1.000 grados centígrados, ha devastado un gran territorio de la isla de La Palma. Según estimaciones del Instituto Volcanológico de Canarias, cada día emite a la atmósfera entre 6.000 y 9.000 toneladas diarias de dióxido de azufre, el gas más tóxico de los que componen las columnas de humo negro que emergen de las bocas del volcán.